Están crecidos como nunca ante la bajada de pantalones de muchos gobiernos europeos, que hacen la vista gorda a sus desmanes en aras de una política ‘buenista’ que ya empieza a apestar, y no solo por los cadáveres que dejan a su paso, sino por la actitud de entrega de muchos países que amparan con su silencio sus crímenes. (El colegio noruego que ha cambiado las letras de sus villancicos para no cabrear a los musulmanes).
Son los fanáticos musulmanes, que demuestran un deprecio total por la cultura y los valores de las naciones occidentales que les acogen.
Los vídeos que acompañan a estas líneas, el primero grabado a finales de 2017 en un parque de Bruselas donde quemaron un árbol de Navidad tras hacerlo estallar con una bomba de petróleo, y el segundo, filmado en un centro comercial de Francia donde destrozan otro subiéndose como monos, dan buena fe de ello. Los primeros completan su faena con el tradicional grito de «Allahu Akbar».
La cosa se está desmadrando…
