Ha aterrizado en Caracas con su pausado y delirante discurso en el peor momento posible, coincidiendo con la declaración oficial del ‘Estado de Excepción y Emergencia Económica’ decretado ahora por dos meses y acabado de publicar en el artículo 1 de la Gaceta Oficial. (EEUU cree que Maduro caerá en breve, pero el chavista ha decidido morir matando venezolanos).
Es el inefable José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español para más señas, y para muchos un auténtico ‘cenizo’ que puede acabar dándole el golpe de gracia a la grave situación en Venezuela. Ha llegado junto a los ex presidentes Leonel Fernández, de República Dominicana, y Martín Torrijos, de Panamá, invitado por las autoridades venezolanas y a instancias del secretario general de Unasur. (Maduro da una entrada VIP a Zapatero para su circense Comisión de la Verdad).
Quiere abrir «un espacio de diálogo entre el Gobierno y la oposición», y le importa un pito el clamor en la calle por la celebración de un referéndum revocatorio. Su participación en la Comisión de la Verdad, Justicia y Reparación de las Víctimas, -con la que el Gobierno de Maduro pretende contrarrestar el efecto nacional e internacional de la «inconstitucional» Ley de Amnistía-, puede hacer historia, aunque no parece ser este el principal motivo de su visita.
Sea como fuere, su presencia cuenta con la total aquiescencia del Gobierno venezolano, cuya ministra de Exteriores, Delcy Rodríguez, ya le ha ofrecido una cena para que vaya abriendo el apetito y digiera, quizás mejor, las críticas que a buen seguro le lanzará una agridulce oposición. No en balde le dieron lo suyo durante su última visita a la capital venezolana.
