Elecciones en Brasil

La estrategia de Jair Bolsonaro: de desconocido a gran favorito en la primera vuelta en las elecciones de Brasil

"La teoría indica que no habría vuelta atrás con comentarios como los de Bolsonaro, se suponía que no podía tener mucho futuro"

La estrategia de Jair Bolsonaro: de desconocido a gran favorito en la primera vuelta en las elecciones de Brasil
El candidato a la Presidencia de Brasil Jair Bolsonaro. EP

Jair Bolsonaro no es un político reconocido con gran recorrido, aunque el candidato de 63 años es diputado por Rio de Janeiro desde 1991, ha alcanzado su actual nivel de reconocimiento en las encuestas producto del desencuentro entre los brasileños y la mayor parte del liderazgo político que se ha visto manchado por estar inmersos en grandes escándalos de corrupción. (El ultra Bolsonaro llega hoy como claro favorito a las presidenciales de Brasil)

Había ganado cierta fama en 1986, cuando era capitán del Octavo Grupo de Artillería de Campaña y escribió en la revista Veja un artículo en el que reclamaba por los bajos salarios militares.

Fue arrestado por insubordinación, pero el Superior Tribunal Militar lo absolvió dos años más tarde. Así concluyó su carrera castrense y comenzó la política, aunque casi siempre en los márgenes del sistema. Como en Brasil se puede votar a candidatos individuales en las elecciones legislativas, su discurso de extrema derecha le alcanzaba para renovar su banca con el voto de los cariocas más conservadores, pero no para ser una figura relevante.

Cobró mayor visibilidad a partir de 2003, con la llegada a la presidencia de Lula da Silva, de quien fue un opositor radical. Ese mismo año protagonizó en los pasillos del Congreso una escandalosa discusión con la diputada Maria do Rosário, del PT, que lo acusó de ejercer violencia contra las mujeres. (Un país amigo: 14.300 venezolanos obtienen permiso de trabajo en Brasil)

«No te violo porque no lo mereces», le respondió Bolsonaro en un cruce registrado por las cámaras de televisión. Ante los gritos de indignación de la legisladora, la empujó y cerró la discusión llamándola «vagabunda» (prostituta). Diez años más tarde volvió a decirle que no la violaba porque era fea y el Superior Tribunal de Justicia lo condenó a pagarle una indemnización de 3.000 dólares.

 

 

La teoría indica que no hay vuelta atrás de agresiones de esa envergadura, así que no podía tener mucho futuro. Sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario. Desde 2016, con el agravamiento de la crisis política y judicial que terminó con la destitución de Dilma Rousseff, y con altos dirigentes del PT y del MDB presos por corrupción, pasó de la periferia al centro de la escena política brasileña.

«Para entender el fenómeno Bolsonaro es importante analizar el contexto brasileño de los últimos años. Desde las manifestaciones de 2013, el tema de la corrupción ha sido muy enfatizado por los medios de comunicación y, a pesar de que se informa que muchos políticos se involucraron en estos esquemas, los medios y el propio Poder Judicial han recalcado el papel del PT. La crisis social, junto con la crisis económica y política, llevaron al impeachment de Rousseff en 2016. Esto aumentó el sentimiento de insatisfacción con la política y, particularmente, con los políticos, abriendo espacio para liderazgos personalistas y populistas», dijo Soraia Marcelino Vieira, doctora en ciencia política por el Instituto de Estudios Sociales de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.

Hace más de un año que Bolsonaro es, junto con Lula, el único candidato presidencial que aparece espontáneamente en las encuestas cuando se les pregunta a las personas a quién van a votar. A fines de 2017 estaba primero, con cerca de 15% de intención de voto, cuando se excluía al ex presidente de las opciones, ante la sospecha de que su postulación podía ser anulada, como terminó ocurriendo.
Muchos analistas se resistían a creer que esa tendencia podía consolidarse. Pensaban que tras los debates televisivos lo iban a superar aspirantes más moderados. Pero no.

«Los análisis preelectorales apostaban a un debilitamiento de la candidatura de Bolsonaro por diversos factores. Una máquina partidaria poco estructurada, la dificultad para llegar a los lugares más distantes de los grandes centros y el poco tiempo de publicidad en televisión. Además, se esperaba que el discurso radical de derecha tendiera a excluir a parte importante del electorado, y que la propia competición le daría ventaja a los partidos ya establecidos en la centroderecha, como el PSDB y el MDB«, contó Danilo C. Fiore, magíster en ciencia política por la Universidad de San Pablo, al ser consultado.

El tramo final de la campaña tuvo sólo dos novedades: la oficialización de Fernando Haddad como candidato del PT en reemplazo de Lula, y la puñalada que sufrió Bolsonaro en un acto el 6 de septiembre. La última encuesta de Datafolha previa a las elecciones reflejó un apoyo al ex militar de un 35% y a Haddad segundo con 22 por ciento. Si se proyectan sólo los votos válidos, trepan a 39 y 25 por ciento, respectivamente.(La popuaridad de Jair Bolsonaro se dispara en las encuestas y le saca diez puntos de diferencia a Fernando Haddad)

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