Brutales asesinatos

Los espeluznantes homicidios de Bruce McArthur, el «jardinero asesino»

Los espeluznantes homicidios de Bruce McArthur, el "jardinero asesino"
Bruce McArthur

Andrew Kinsman escribió en su diario personal el nombre Bruce. Ese día desapareció. Su familia reportó su preocupación a las autoridades que iniciaron una investigación. Con esa pista de ese nombre perdido en un papel, iniciaron la búsqueda. (El ‘jardinero asesino’ de homosexuales confiesa sus ocho espeluznantes homicidios)

Rastrearon los movimientos de Andrew y descubrieron una cámara de seguridad que mostraba que la víctima había subido a un automóvil Dodge Caravan rojo de 2004 cuya placa pertenecía a Bruce McArthur, de 67 años y jardinero de profesión.

Durante meses, la Policía de Toronto comenzó a seguir de cerca a McArthur. Sin que supiera, y con una orden judicial, inspeccionaron su apartamento. No hallaron nada. Fue medio año de búsqueda sin resultados positivos.

Hasta que la desaparición de otro hombre, John, los condujo de nuevo a McArthur. John -como se lo llama en la Corte de Toronto- encajaba perfectamente con el perfil de las otras víctimas del asesino serial de la ciudad canadiense. Con una orden, golpearon a la puerta de su propiedad. El llamado salvó la vida de quien hubiera sido la novena presa del homicida.

John había llegado a Toronto hacía cinco años. Era gay, pero nadie en su familia lo sabía. Mantenía oculta esa parte de su vida por temor a las represalias que pudiera sufrir. Se conocieron mediante una app de citas y mantuvieron su vínculo en secreto.

Durante una noche en su apartamento, McArthur le dijo que quería probar «algo diferente». Sacó unas esposas y lo encadenó a su cama. Le colocó una capucha negra en la cabeza. Una capucha sin orificios por los que pudiera ver o respirar. Cuando intentó sacarse la bolsa, el asesino serial le tapó la boca. En ese momento, la policía golpeó a su puerta, salvándole la vida.

Al registrar la vivienda, los investigadores encontraron un pendrive en el que estaban las fotografías de todas sus víctimas, cada una ordenadas en carpetas con sus nombres.


Tiempo después, los investigadores descubrieron el Dodge Caravan en un desguace. En su interior, pruebas concluyentes: hallaron restos de sangre y semen que coincidían con el ADN de Kinsman y otra víctima.

Durante años, McArthur tuvo problemas con la ley, pero siempre había eludido condenas. En 2016 fue entrevistado por la policía cuando intentó estrangular a un amigo en su camioneta. Lo había invitado a tener sexo ocasional en la parte trasera del vehículo, y le pidió que se recostara en la espalda sobre un abrigo de piel. Pero la víctima notó que la camioneta estaba forrada de plástico. ¿Intentaría asesinarlo?

McArthur lo agarró de la muñeca y la víctima -durante su testimonio ante la corte- recordó que el asesino tenía una expresión de «enojo» en su rostro. Luego comenzó a estrangularlo con las manos. Logró escapar y llamó a la policía. Fue interrogado pero no hallaron más pruebas que el testimonio del aquel hombre.

La policía encontró «creíble» la versión que dio McArthur de los hechos, pero dejó escapar algo clave: un anterior arresto del criminal en 2003 no surgió en las búsquedas de antecedentes, lo cual hubiera terminado con el hombre en prisión y terminado con la ola de asesinatos.

Las fotos que tenía de sus víctimas eran explícitas. En algunas estaban desnudas. En otras, sólo vestidas con un sombrero. Algunas de las imágenes mostraban a sus presas muertas con los ojos cerrados, otras con un cigarrillo colgando de sus labios.

Luego de estrangularlas hasta la muerte, McArthur afeitaba sus cabezas y sus barbas. Sus pelos eran colocados minuciosamente en bolsas herméticas tipo Ziploc. Las guardó en un cobertizo cerca del cementerio de Toronto.

McArthur, a quien los medios canadienses llamaron «el jardinero asesino«, confesó ocho homicidios. Ellos son: Majeed Kayhan, Soroush Mahmudi, Dean Lisowick, Skandaraj Navaratnam, Abdulbasir Faizi y Kirushnakumar Kanagaratnam.

Los próximos días estarán marcados por nuevas revelaciones del «jardinero asesino«, un criminal serial que conmueve a Canadá y que tuvo a gran parte de Toronto bajo miedo.

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