Historias insólitas

Bolivía: Un gran terremoto permitió descubrir una cadena montañosa a más de 600 km de profundidad

Bolivía: Un gran terremoto permitió descubrir una cadena montañosa a más de 600 km de profundidad
Gran terremoto de Bolivia

Las imágenes aún están en la memoria de quienes vivieron el terremoto masivo que sacudió a Bolivia el 9 de junio de 1994. Un desastre natural que, más de dos décadas después, ha permitido a científicos en Estados Unidos y China descubrir una cadena montañosa en las profundidades de la Tierra más espectacular que los Montes Apalaches. (Se registra un terrible terremoto de magnitud 5,8 en México)

El sismo del 94 tuvo una magnitud de 8,2 en la escala de Richter y su epicentro se localizó a una profundidad cercana a los 650 km. (Nueve años del terremoto de Haití: un país olvidado del mundo)

«Terremotos tan fuertes no ocurren con frecuencia», señaló Jessica Irving, profesora de geociencias de la Universidad de Princeton en Estados Unidos y una de las autoras del estudio publicado en la revista Science.

El sismo de Bolivia no sólo fue potente. También fue uno de los primeros en ser medidos con una nueva red de monitores que reveló detalles sin precedentes del interior de nuestro planeta.


Terremotos masivos

Para mirar profundamente hacia el interior del planeta, los científicos estudian potentes ondas generadas por terremotos masivos. «Para este tipo de estudios necesitas un terremoto muy fuerte y muy profundo que prácticamente sacuda el planeta», señaló Irving.

Los datos más valiosos se obtienen de sismos con una magnitud de siete o más. Los grandes terremotos son mucho más potentes que los de menor magnitud. Cada punto en la escala de Richter implica que la energía del sismo se multiplica por 30.

«Los terremotos profundos no dispersan su energía en la corteza, sino que agitan todo el manto» afirmó Irving.

660 km de profundidad

El estudio de la topografía profunda es posible debido a la propiedad de las ondas. De la misma forma que las ondas de luz rebotan en un espejo (se reflejan), o se doblan (refractan) al atravesar un prisma, las ondas sísmicas se reflejan o refractan cuando se topan con rugosidades.

Estos datos permiten mapear la topografía a cientos de km de la superficie terrestre. En la escuela se enseña que las capas de la Tierra son la corteza, el manto y el núcleo.

Pero hay además una zona de transición entre la parte superior y la parte inferior del manto. La base de esa zona de transición no tiene un nombre formal y es conocida simplemente como «frontera de 660 km».

«En este trabajo investigamos la dispersión de las ondas sísmicas para determinar las rugosidades en el límite de 660 km», señaló Wenbo Wu, autor principal del estudio y actualmente investigador en el Instituto de Tecnología de California.

En el estudio también participó Sidao Ni, investigador del Instituto de Geodesia y Geofísica de China.

«Más irregular que las Rocallosas»

Los científicos constataron que en discontinuidad entre la parte superior e inferior del manto terrestre hay una cadena montañosa extraordinariamente escarpada. «Estamos hablando de una topografía a 660 km de profundidad que es más irregular que la de los Montes Apalaches o las Montañas Rocallosas» afirmó Wu.

El modelo estadístico utilizado no permitió determinar con precisión la altura de las montañas en las profundidades del manto, pero los investigadores creen que podría ser mayor que cualquiera de las elevaciones en la superficie terrestre.

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