Se mudó a tierras gaditanas en los años 70, donde ejerció de abogado
El día en el que su hija se iba a convertir en la ganadora de las elecciones catalanas celebradas este pasado jueves, Rufino Arrimadas se quedó cuidando de sus cinco nietos en su chalet de Jerez de la Frontera (Cádiz).
Le separaban de su hija Inés 1.000 kilómetros.
Pero el progenitor de la lideresa de Ciudadanos prefirió quedarse en tierras gaditanas, lejos de los focos y de los periodistas, como ha hecho hasta ahora desde que su niña «la política», como le dicen por el sur, irrumpiera en el panorama nacional y autonómico como un tsunami.
Por la mañana, Rufino salió a dar un paseo, compró el diario local y volvió a casa, junto a su mujer, Inés García, a eso de las 12.30 de la tarde. Cuando estaba a punto de entrar en su adosado próximo al estadio de Chapín, un fotógrafo de EL ESPAÑOL le retrató.
A sus 80 años bien llevados lucía polo rosa, camisa clara, gorra a cuadros. Fue amable en el trato.
«No puedo hablar, ya sabéis que a mi hija no le hace mucha gracia…, según recogen Eduardo del Campo Andros Lozano en El Español.
Precisamente, en el caso de Inés Arrimadas se hace bueno el refrán «de casta le viene al galgo». Su padre, Rufino Arrimadas, expolicía y abogado, durante la Transición militó en la antigua UCD. En sus años mozos llegó a formar gobierno en el Ayuntamiento de Jerez con el andalucista Pedro Pacheco, hoy en prisión por varios casos de corrupción. «Ella es el vivo retrato de su padre», cuenta un exconcejal del PA en el Consistorio de la ciudad del caballo y del vino fino. «Rufino era, y es, un tipo comedido, cabal, siempre con ganas de llegar a acuerdos. Veo a su hija en la tele y le veo a él».
Fuente original: El Español/Leer más
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