El camarero de Utrera no reconocido por su padre tiene derecho a legado de este

Esteban, el hijo de la sirvienta que cobrará 2 millones de la herencia del señorito

Un sevillano heredará dos millones después de que un juez lo reconozca como hijo biológico de un terrateniente por su “extraordinario parecido”.

Esteban, el hijo de la sirvienta que cobrará 2 millones de la herencia del señorito
Esteban Marchena García. PD

La Audiencia de Sevilla rechaza el recurso interpuesto por los hermanos del beneficiario, hijo de un rico empresario agrícola y una sirvienta

Esteban lo pasó mal en su niñez. Nació hijo de un encuentro furtivo entre su madre, sirvienta de un caserío de Utrera (Sevilla), y el terrateniente, veinte años mayor que ella y casado, que la empleaba.

Cuenta este camarero andaluz de 62 años que su madre tuvo que salir corriendo, «la tiraron a la calle», de la casa del señorito para el que servía cuando supieron del embarazo.

Que nació y se crió sin padre, viviendo con una tía lejana antes de que un cura apañara los papeles para ingresarlo en un hospicio de Sevilla.Y ha contado también, en una emotiva charla con Carlos Herrera en la Cope este 27 de julio de 2017, que hoy esta más feliz que una perdiz.

La Audiencia de Sevilla ha confirmado que Esteban Marchena, residente en Palma, y que no fue reconocido por su padre, recibirá una herencia millonaria tras rechazar un recurso de sus hermanos biológicos.

El camarero tendrá que repartirse con sus hermanastros, con los que confiesa nunca ha tenido contacto alguno, un patrimonio valorado en dos millones de euros.

Esteban, de apellido Marchena García —los mismos que su madre—, lleva desde hace siete años tratando de demostrar en sede judicial que es hijo de José Vélez.

Esteban llegó a Palma de Mallorca en el año 1974, cuando tenía veinte. De vez en cuando vuelve a Los Molares, a Utrera. En Sevilla viven sus dos hermanos y tres hermanas maternas, con los que mantiene una excelente relación.

Según ha informado el abogado que ha llevado el caso, Fernando Osuna, los demandados tendrán que pagar las costas de ambos juicios por importe de 9.000 euros.

El abogado ha añadido que los familiares adinerados, con mala fe, destruyeron los restos óseos que estaban enterrados en el cementerio para evitar la prueba del ADN porque temían que diera positiva.

Los familiares del padre, fallecido en el año 2001, tampoco se presentaron en el Instituto de Toxicología de Sevilla para comparar el ADN de ellos con el del camarero, hermano biológico.

Su padre, que no le dejó ningún bien en el testamento, se negó a reconocerlo como hijo y a ayudarle económicamente, tras lo cual el camarero comenzó a pleitear.

La decisión de la Audiencia se produce tras un recurso presentado por sus hermanos biológicos a una sentencia de un juzgado de Utrera, en la que se indicaba que en 1964 el padre biológico tuvo que pagar a la sirvienta una indemnización tras un procedimiento contra él por estupro seguido en un juzgado de la localidad.

La sentencia resalta que era conocida la relación entre el hombre adinerado y su sirvienta, con la que los vecinos le vieron en numerosas ocasiones cuando ella estaba embarazada.

Además, la juez destaca que en la vista oral apreció un «extraordinario parecido físico» entre el camarero y los hijos reconocidos del fallecido.

El abogado ha señalado que tiene constancia de que en la herencia hay al menos una finca rústica y viviendas, aunque sospecha que puede existir más patrimonio oculto.

Tras cinco años de juicio, el juzgado ha determinado que los familiares tuvieron una actitud «claramente obstruccionista» impidiendo las pruebas en el cadáver, que su esposa ordenó que incineraran, junto al de otros familiares, cuando la juez pidió su exhumación para hacerle la prueba del ADN.

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