Antes de entornar el «y… colorín, colorado este cuento se ha acabado», todos los cuentos terminan con un epílogo y el nuestro no puede ser menos. Cuando miramos atrás tan solo diez o quince años, somos conscientes del tremendo cambio que hemos vivido en nuestras empresas. Las exigencias de los clientes, la evolución de competidores y mercados, la globalización o el uso masivo de nuevas tecnologías.
A pesar de que en la primera versión del Cuento de los Músicos de Bremen ni siquiera se nombraba a la ciudad, en la versión actual la ciudad de Bremen es esencial. Es la ciudad a la que se dirigen los héroes de la historia de los hermanos Grimm, una villa real fundada en el año 787, miembro de la Liga de Hansa que dominó el comercio del norte y los mares Bálticos entre los siglos XII a XVI.
Una vez, Charles Luckman, el exitoso arquitecto creador de obras emblemáticas como el Madison Square Garden de Nueva York, habló del éxito como de «ese viejo trío de habilidad, oportunidad y va-lentía». Los que trabajamos en el azaroso mundo de la empresa actual sabemos que son muchas las condiciones necesarias para el éxito. Podríamos resumirlas en dos: visión de negocio y capacidad de llevar
Todos conocemos la historia de Hansel y Gretel pues ha sido reproducida, en mayor o menor medida, en casi todas las literaturas. El cuento de Hansel y Gretel proviene de tierras germanas. Fue recopilado por los hermanos Grimm y publicado en 1812. La historia de Hansel y Gretel pertenece un grupo muy peculiar de cuentos populares de la Edad Media. En primer lugar, mantiene
Hans Christian Andersen (Odense, 1805-Copenhague, 1875) era hijo de un zapatero y, como tal, un hombre de origen muy humilde. Autodidacta, a los catorce años viajó a Copenhague persiguiendo su sueño de convertirse en dramaturgo. Gracias a la ayuda que le brindaron algunas personas con recursos pudo estudiar, consiguiendo el título de bachiller en 1828. Fue paradójicamente el escaso