El “ser ciudadano” tiene, desde la amplia referenciabilidad que, y ya de entrada, le otorgamos, un hacer/estar/mover empático de proximidad, sea por su: (1°) Significado aquel, (2°) Trascendente cosa y hasta (3°) Mayestática enjundia, que le atribuimos, ya que a lo que nos parece que acontece, en cierta forma, ¡o en un gran forma!, indica que el individuo está, ¡y a todos efectos!, engabardinado