Mi juventud fue la calle, Sin casa, mesa, ni cama, Pasé hambre y tuve frío, Justo pues que no me calle; No siendo algodón en rama, Sin una barca en el río, En el monte sin un pino, Ni un manzano en el huerto, Fue un milagro divino, El que no me hubiera muerto; * Ya en mi edad madura, Tan mal me fueron las cosas, Que, sin un empleo fijo, La vida me fue muy dura; Soñé en un jardín de rosas, Y