Me gustaría que Isabel Preysler se pusiera en mis manos para cambiar su imagen
Por sus manos han pasado un sinfín de cabellos de famosas y reinas. Alberto Cerdán, que aboga por la necesidad de darle un mayor reconocimiento a la profesión de peluquero, habla sin tapujos para B GLAM de sus satisfacciones y frustraciones en su trabajo con algunas top, del significado del pelo, de la importancia de apreciar, de respetar, ante todo, el trabajo de los profesionales de la peluquería, de su interés por tener a Isabel Preysler entre sus manos para hacerle un cambio de look y de la importancia de la formación.
– ¿Está reconocida como se debe la profesión de peluquero en nuestro país?
– La peluquería es un arte, como lo es la escultura o la pintura. En el mundo de la peluquería se moldea una materia viva, por ello desarrollamos en cada una de nuestras creaciones algo distinto. En España nuestra profesión no está reconocida tal y como se merece.
Alberto Cerdán junto a una radiante Malena Costa.
– ¿Te sientes más profeta en tu tierra o fuera de ella?
– Me siento bien en todas las ciudades donde trabajo, aunque tengo que ser flexible y adaptarme a todos los gustos y situaciones, ya que el clima, la textura de los cabellos y el carácter de la gente cambia de manera radical y por ello debo entender a mis clientas. Es ahí dónde radica el éxito y el reconocimiento en la flexibilidad.
– ¿El pelo es el marco de la cara?
– El pelo es el todo, empezando por el pelo de las pestañas, cejas y cabeza. ¿Qué sería de nuestras facciones sin estas partes? ¡Nada! El cabello constituye nuestros rasgos y facciones por medio del corte. El peinado suaviza nuestra piel gracias al color del cabello, es el remate del estilo.
– ¿La formación y tener una buena preparación es fundamental para ti? ¿Lo es también para el resto de profesiones? También lo digo porque tu eres un profesional muy didáctico que imparte muchas formaciones.
– La formación y el protocolo son los ejes de una empresa. El potencial es siempre el equipo, ya que sin él sería imposible realizar un excelente servicio. La formación empieza con la capacidad de asumir retos y tener disciplina en seguirlos.
En el mundo de la peluquería no se acabará nunca de aprender, ya que es tan rica… Hay tantos temas tan diversos y unidos debido a que la estética es inacabable, además disfruto mucho porque «El que enseña es el que aprende más».
Mar Regueras junto a Alberto Cerdán.
– ¿Por tus manos han pasado mujeres reconocidas en el mundo entero muchas de ellas por su belleza? ¿Quién te impresionó especialmente y quién te decepcionó?
– La persona que más me impresionó fue Noor la reina de Jordania, ya que desde el primer momento nos comentó que tenía tres actos y que estudiáramos lo que nos gustaría hacer y que compartiríamos las decisiones juntos. Fue tal el resultado que nos dejó que le hiciéramos tres recogidos distintos dependiendo del carácter de cada acto al que tenía que asistir y sus peculiaridades.
A eso se le llama respetar el trabajo.En el otro lado, la que más me ha decepcionado fue Claudia Schiffer. Estaba previsto que hiciéramos un peinado para una entrevista en la televisión, y después de establecer una idea para hacerlo cambió radicalmente de idea, por aceptar el consejo de una estilista que trajo como ayudante.
Un caso habitual de alguien que no tiene personalidad. Por ese hecho tuvimos una gran discusión. Al final el resultado acabó en dejarnos hacer a los profesionales nuestro trabajo. Para mí el gran defecto es no apreciar ni respetar nuestra opinión ni profesión.
Carmen Lomana posa junto a Alberto Cerdán.
-¿Tienes alguna imagen que te gustaría que se pusiera en tus manos?
– Me gustaría que Isabel Preysler se pusiera en mis manos para cambiar su imagen. De hecho, lo hemos hablado en varias ocasiones y de manera muy cercana y amigable me dijo que algún día lo haremos.
A ella una melena chic con estilo francés le encajaría perfectamente. De esta forma se podría recoger el cabello teniendo además la opción de que su cabello tuviera mucha movilidad y que al mismo tiempo su imagen evolucionara a través del tiempo.