Ante la tremenda crisis que padece España, los socialistas nos proponen el palo a la Iglesia católica. Como en la II República. Y Franco, ¿qué opina de esto?
El 38º Congreso del PSOE no ha aportado ninguna idea ni ninguna propuesta a los españoles. Los dos candidatos a la secretaría general del partido han disputado únicamente por el poder a puñaladas. El principal factor del enfrentamiento era la distinta generación de cada uno, ya que ambos han sido ministros en los Gobiernos de ZParo y por tanto corresponsables en el desastre político, económico y social producido por éste.
Los compromisarios del PSOE se han dedicado a negociar sus votos en función de lo que cada candidato les prometiese. El debate intelectual ha sido inexistente… salvo para arremeter contra la Iglesia católica. ¡Qué viejo y patético es todo esto!
La socialdemocracia europea está hundida. El SPD alemán, el partido socialdemócrata más grande y poderoso de Europa, está encantado de que las encuestas le den un 30% de los votos, cuando en los años 70 pasaba del 40%. En Suecia, el partido socialdemócrata, que gobernó el país durante décadas (incluso en los años de colaboración con el III Reich) ha perdido dos elecciones seguidas. En Finlandia, los conservadores acaban de ganar la presidencia de la república y los socialdemócratas han quedado terceros. En Francia, el partido con mayor respaldo de las clases trabajadoras es el Frente Nacional de Marine Le Pen y ésta pugna por pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, como ya hizo su padre en 2002.
François Hollande, candidato del PSF con posibilidades de derrotar a Sarkozy, está haciendo propuestas inconcebibles en boca de los políticos españoles. Mientras el último Gobierno del PSOE indultó a un banquero condenado por el Tribunal Supremo, Hollande quiere controlar a la banca -responsable de la crisis actual- y fundar una agencia de calificación europea -los chinos ya tienen la suya. En su discurso de presentación, Hollande citó a Charles de Gaulle. ¿Alguien se imagina a un socialista expañol citando a Antonio Maura o a Manuel Fraga?
¿Qué ofrecía Rubalcaba a los ciudadanos españoles para el 20-N? ¿Soluciones para los cinco millones de parados?, ¿reindustrialización de España?, ¿eliminación de los privilegios concedidos por el estatuto catalán? No: eutanasia. Las frases más aplaudidas de Rubalcaba y Chacón en sus discursos fueron los ataques a la Iglesia. ¡Igual que Manuel Azaña, que ya en 1931 era una antigualla decimonónica!
Las otras propuestas van en la línea de mantener la hegemonía cultural y política de la izquierda desde la Transición: oposición a la independencia judicial, más aborto, educación intervenida, calentamiento global, defensa de las leyes de discriminación de los hombres… Ni una crítica a Marruecos ni a China. Al menos ya no dicen que necesitamos 200.000 inmigrantes para pagarnos las pensiones.
Un exministro de Tony Blair, Denis MacShane, escribió un artículo, publicado por El Mundo hace más de un año, que de leerlo Leire Pajín o Eduardo Madina les habría frito las neuronas… aparte de que habrían llamado «fascista» al autor.
En el pasado, la izquierda debatía sobre el futuro. Ahora debate sobre su identidad. La derivación de una política de clase a una papilla de políticas sectoriales de intereses caleidoscópicos monoclasistas ha dejado a la izquierda sin voz. No se puede dar cabida al mismo tiempo a los verdes anti-nucleares y a los que creen en la industria y, a la vez, al derecho de los ciudadanos a pulsar un interruptor y al instante, y en todo momento, obtener luz, calor y energía.
La izquierda europea tiene políticas para las mujeres, para los homosexuales, para los niños, para los artistas, pero, ¿las tiene para la clase obrera?
¿Está Europa transformándose en un nuevo Imperio Otomano, grande, rico y arrogante, cuando necesitamos una Europa hambrienta y más pobre, dispuesta a asumir riesgos y a aceptar sacrificios para alcanzar la grandeza?
Aquí estamos con que la Tierra es del viento.
¿Cuándo tendremos en España una izquierda europea?
CODA: El PSOE, como la Guardia Pretoriana de Roma, lo mismo entroniza césares que los apuñala. Y si Rubalcaba no le funciona al partido, lo depondrán para sustituirlo por otro que les haga ganar elecciones.
