Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Notas de mi currículo como aspirante a «Minister of the Sport».

Lo primero que se suele decir en estos documentos es la edad del aspirante. Mi señoría, sin embargo, está exento de aportar este dato, porque es algo que se puede averiguar a través de alguna de sus biografías, mirando en Google.es o preguntando en el Registro Civil. Mas como hay algunos lectores que ni saben qué es una biografía, ni Google.es, ni el Registro Civil, se les dice directamente los años que tiene, y que no incordien más; setenta y once, cumplidos en el mes de agosto último. Ya está.

Luego, quienes van a darte un empleo, incluso el de ministro, se interesan por saber en qué ha trabajado, hasta el momento, el solicitante. En este ámbito, lo que más motiva al empleador (ZP en este caso), es no haberse dedicado más que a vivir como un Cardenal del Renacimiento, que alguno habría que se diese la gran vida, sin dar golpe, porque lo de dar golpe o golpear podría considerarse como violencia doméstica, delito éste que a la sazón está como muy perseguido, y con toda la razón, ¡qué coño! Entonces, éso: mi señoría no ha trabajado en nada en estos primeros setenta y once años de su vida, razón por la que nadie puede pensar que esté cansado, cosa que mermaría mucho su productividad, y la verdad es que no está la cosa como para nombrar otro ministro que no de un palo al agua, porque si se nombrara o nombrase y, en función de las facultades que le confiere su cargo, interviniera o interviniese la ministra de Igualdad y dijera o dijese que “igual da” (¿lo pillan? Si es muy fácil), pues… a hacer pipas de barro “colorao”, pero teniendo en cuenta que el mercado de pipas de barro “colorao”, hoy por hoy, no es de demanda, ¿qué se puede hacer?

De cualquier forma, mi señoría reconoce que saber de deportes todavía no sabe demasiado, pero para eso están los asesores. Es más, a la sazón existe el principio de “El teléfono lo es todo”, que es como el principio de Arquímedes (pero que no es para fluidos, sino para la poblemática -sin ere, claro- en general, y cuyo descubrimiento o enunciado se debe a mi señoría, y dice así:No es necesario saber las cosas, sino que basta con tener el número de teléfono de quien las sabe” O sea, que mi señoría, con la guía telefónica y quince o veinte asesores puede llevar el Ministerio del Deporte de prostituta progenitora o, como dicen vuesarcedes, o sea, de p. m. ¿O no?

29-11-2008

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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