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El Camino de Santiago: la llegada al Pórtico de la Gloria

Al final, después de muchos días de esfuerzo y muchos kilómetros de marcha, llega el premio

El Camino de Santiago: la llegada al Pórtico de la Gloria
El Pórtico de la Gloria, en la catedral de Santiago de Compostela. PD

Se trata de un colosal tríptico con un extenso programa iconográfico realizado por el Maestro Mateo, cargado de enigmáticos mensajes

Al final, después de muchos días de esfuerzo y muchos kilómetros de marcha, llega el premio.

La visión desde el Monte del Gozo de la ciudad compostelana, dominada por su imponente catedral, es única.

Basta bajar, llegar a la Plaza del Obradoiro y antes de entrar en el templo, pararse a ver una d elas maravillas artísticas de la Historia de la Humanidad.

El Pórtico de la Gloria fue construido en el siglo XII como un gran tríptico que recibía a los peregrinos del Camino de Santiago en el lado de occidente de la Catedral de Santiago de Compostela, en una época en la que los sermones en piedra eran el medio más útil de ilustración popular.

Ya en el siglo XVIII, la actual fachada barroca tapó esta joya románica policromada en su origen y esculpida por el Maestro Mateo, inmortalizado como una de las 135 estatuas y alto relieves de este conjunto escultórico distribuido en tres arcos.

Durante siglos fue la fachada occidental de la Catedral pero, desde el s.XVIII, permanece oculto tras la portada barroca, al cruzar un nártex con bóvedas apuntadas y un estilo de transición entre el románico-bizantino y el ojival.

Se trata de un colosal tríptico con un extenso programa iconográfico realizado por el Maestro Mateo, cargado de enigmáticos mensajes.

En su origen era policromado en vivos colores y oro, aunque las inclemencias del tiempo, el paso de los años y las agresiones, como la provocada al realizar una copia en yeso del original en 1866, hicieron necesaria su restauración en nuestros días.

Su lectura es compleja y debe realizarse en varios ejes, aunque podríamos simplificarla a grandes rasgos diciendo que el arco de la izquierda representa la Humanidad antes de Cristo; el de la derecha después de Cristo, con el Juicio Final; y el arco central contaría el Reino de Cristo Glorificado.

Destacan las figuras de Jesucristo, en el centro, que mide cerca de tres metros de altura. Agrupados a su alrededor están los cuatro evangelistas, todos ellos con sus animales simbólicos. En la arquivolta, en disposición radial, los veinticuatro Ancianos del Apocalipsis templan sus instrumentos antes del concierto celestial.

El parteluz sirve de base para la figura del Apóstol Santiago. En las ramas del árbol de Jessé, que ascienden por el fuste de mármol, se aprecia la huella de los cinco dedos que tradicionalmente allí colocaban los fieles al orar ante el Apóstol.

En la actualidad ya no es posible realizar este rito, porque el tiempo ha acabado por deteriorar esta zona del Pórtico.

Como tampoco se puede ya chocar la cabeza contra los rizos del Maestro Mateo. La tradición popular rebautizó esta figura, situada en la parte trasera del parteluz, como O Santo dos Croques, porque muchos pensaban que de esta manera les sería transmitida la sabiduría y el ingenio del maestro.

Los peregrinos adoptaron con el tiempo este ritual como suyo, aunque en origen era una acción propia de los estudiantes de la Universidad de Santiago, una de las más antiguas de España.

Las grandes figuras de apóstoles y profetas descansan sobre los pilares que soportan los arcos. Entre ellas destaca el profeta Daniel, famoso por su risa burlona y contagiosa.

Cuenta la leyenda que el profeta se sonreía al ver las protuberantes formas de la figura femenina que tiene enfrente.

De hecho, otra tradición refiere que el encargado de la obra mandó serrar los pechos de la escultura y que, como protesta, el pueblo de Santiago decidió elaborar el queso con forma de tetilla. Esta historia la cuentan como origen del famoso queso gallego Queso Tetilla.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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