En Seseña han confirmado que al menos en dos ocasiones el entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, estuvo en la localidad para hablar del PAU «El Quiñón» que promovía su amigo Francisco Hernando «El Pocero». A resultas de esas visitas el plan se tramitó en meses cuando lo habitual es que hubiese tardado en aprobarse al menos dos años.
Lo revela La Gaceta en un artículo de Juan E. Pflüger, «Bono fue dos veces a Seseña para interesarse por el PAU de El Pocero», que es una declaración de Justo Fernández, portavoz de la familia que era propietaria de los terrenos donde se levanta «El Quiñón».
Esta familia descubrió un día que los terrenos habían sido puestos a nombre de la sociedad de El Pocero, lo que les obligó a acudir a los tribunales, quienes les dieron la razón, pese a lo cual todavía no han recibido un euro por su edificada propiedad.
Incluso acusan a Bono de haber utilizado su poder para evitar que las sentencias se ejecutasen y se restituye así el derecho de los propietarios. Es decir, que Bono sí intervino en el asunto urbanístico de Seseña, que ha sido remitido, como se sabe por informaciones de PD, al fiscal anticorrupción.
En evidencia queda el papel de la portavoz del Gobierno de José María Barreda, Isabel Rodríguez, que anda negando las acusaciones escudándose en que hacerlas es un ataque a Castilla-La Mancha, mientras su novio preside una asociación cuya única actividad conocida es insultar a la líder de la oposición, Dolores de Cospedal, lo que al parecer no es malo para Castilla-La Mancha. Toda queda claro.
