Los graves disturbios que se produjeron en Barcelona el día de la huelga general del 29 de marzo, reproducción de los que hubo durante la huelga general del 29 de septiembre de 2010, no son un hecho aislado que obedezca a la actuación de unos vándalos o gamberros.
Forman parte de la actuación organizada de los grupos antisistema radicados en la ciudad. Unos grupos que tienen tras de sí un amplio historial, que están creciendo y están profundamente ideologizados, según los expertos.
Beben básicamente del anarquismo, de Bakunin, son herederos de la quema de iglesias del siglo XIX, de las bombas contra el Liceo o de la Semana Trágica (1909).
Esta opinión la comparte Dolors Marín, experta en anarquismo y autora de libros sobre la Semana Trágica.
Además, el número va en aumento. El consejero de Interior, Felip Puig, asegura que se ha pasado de entre dos a cuatro centenares a entre 2.000 y 4.000 personas. Un número suficiente para reventar cualquier manifestación.
Y aunque su historial viene de antiguo, se han visto encumbrados por el buenismo reinante cuando gobernaban quienes ahora van detrás de la pancarta.
Hubo quien, como Imma Mayol (ICV), que era teniente de alcalde de Barcelona y compañera del consejero de Interior del Tripartito, Joan Saura, mostró su simpatía hacia los okupas y antisistema.
La organización de estos grupos comenzó precisamente con el movimiento okupa y ensayaron sus primeros disturbios con el desalojo del cine Princesa o Sant Josep de la Muntanya.
Son, por lo tanto, grupos que llevan instalados en Barcelona más de 20 años. Que han crecido, han perfeccionado sus técnicas y provocaron disturbios en los primeros años de 2000, cuando gobernaba el PP y la seguridad ciudadana aún dependía de la Policía Nacional (Consejo Europeo, cumbre del Banco Mundial) y continuaron en las épocas del tripartito y el PSOE, ya con los Mossos d’Esquadra totalmente desplegados.
Pero el día de la huelga general estos grupos dieron un paso más. Ha habido un incremento de la escalada violenta, reconoce el director general de los Mossos d’Esquadra, Manel Prat.
Y no sólo por la violencia utilizada, sino en su organización, comunicaciones, forma de actuar y recursos utilizados.
«Tienen una logística y una infraestructura muy meditada», señala Prat, quien cree que hay actuaciones miméticas con Grecia.
Prat cree que la resolución del problema no es sólo policial, sino también judicial, legislativa, en definitiva, de toda la sociedad.
Los temores se centran ahora en la cumbre del Banco Central Europeo prevista en Barcelona del 2 al 4 de mayo, justo después de las tradicionales manifestaciones del Día del Trabajo.
NOTA.- leer artículo original en ‘La Gaceta’