Stephen Hawking, gravedad cero

Stephen Hawking, gravedad cero

(PD/Agencias).- El astrofísico británico Stephen Hawking se ha pasado la vida reflexionando sobre la inmensidad del Universo, la finitud del tiempo y la bendición de la gravedad desde los angostos confines de su silla de ruedas.

Este jueves, por cortesía de la Corporación Gravedad Cero (Zero-G), abandonó su casi completa inmovilidad por unos minutos al experimentar las sensaciones de ingravidez que vive un astronauta en sus misiones espaciales.

En condiciones de microgravedad próxima al cero, «voló» durante 30 segundos en el interior acolchado del avión Boeing 727-200 «G-Force One», en el que la compañía satisface a cuantos turistas desean experimentar las sensaciones vividas por los astronautas destinados a la Estación espacial Internacional.

Hawking ya expresó el pasado enero su deseo de participar en uno de los vuelos turísticos espaciales que llevará a cabo la nave Virgin Galactic, desarrollada por el empresario británico Richard Branson para vuelos sub-orbitales.

Como paso previo, el científico recibió ayer su «bautismo de fuego» en gravedad cero, condición ineludible para saber si su organismo, mermado por la enfermedad, aguanta las exigencias de este tipo de experiencias.

El premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989 aseguró hace un mes, cuando anunció que haría este vuelo: «He estudiado la gravedad y los agujeros negros durante toda mi vida, y no veo la hora de vivir mi primera experiencia de liviandad en un ambiente ingrávido».

Este jueves, minutos antes de abordar el «Cometa del vómito» («Vomit comet»), como se conoce al aparato por el efecto que suele producir entre sus pasajeros, Hawking, de 65 años de edad, dijo a través del ordenador y el sintetizador vocal que le permiten comunicarse:

«Llevo en esta silla de ruedas casi cuarenta años, y poder flotar ahora en gravedad cero va a ser emocionante».

El autor de la conocida «Breve historia del tiempo» experimentó la sensación de vacío en las entrañas que proporciona la gravedad cero en el interior acolchado del G-Force One», rodeado de cuatro médicos y dos enfermeras que vigilaron continuamente sus constantes vitales y controlaron sus reacciones.

El Boeing 727-200, pilotado por especialistas rigurosamente entrenados, despegó y aterrizó desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, al este de la Florida.

Naturalmente, la compañía Zero-G no le ha cobrado los 3.500 dólares que pagan los turistas por tan elitista experiencia. El catedrático de la Universidad de Cambridge ha sido invitado.

Zero-G afirma que la experiencia dentro del avión es similar a un salto en caída libre antes de abrir un paracaídas.

Estos vuelos duran generalmente unos 90 minutos y la nave suele realizar su maniobra en parábola una docena de veces para que los pasajeros experimenten varios niveles de ingravidez:

uno equivalente a la gravedad de Marte, que es de 0,33 G, una tercera parte la de la Tierra; otra, equivalente a la de la Luna, que es de 0,17 G, una sexta parte la de la Tierra; y finalmente la gravedad cero experimentada en el espacio.

Desde que comenzó a operar en 2004, Zero-G ha realizado un centenar de vuelos con 2.500 pasajeros, entre ellos celebridades e incluso niños de un mínimo de 12 años de edad.

Esclerosis lateral amiotrófica
Hawking, titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge -que una vez ocupara Isaac Newton- padece una enfermedad degenerativa, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que se le diagnosticó a los 22 años de edad. La enfermedad lo mantiene paralizado en su silla de ruedas, pero su prodigioso cerebro vuela libre hasta los confines del Universo.

Su brillante trabajo se ha concentrado en la cosmología teórica, la gravedad cuántica, la naturaleza del tiempo y del espacio, la teoría del Big Bang y los agujeros negros.

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