Viaje a través del tiempo

(PD/BBC Mundo).- Desde que el escritor y filósofo británico H.G. Wells publicara en 1895 «La máquina del tiempo» la temática de esta novela ha disparado la imaginación popular.

Ahora, un científico estadounidense ha roto el silencio sobre su sueño de viajar en el tiempo, mediante un libro que documenta sus esfuerzos por construir una máquina como la narrada por Wells.

Tanto la literatura de ciencia-ficción como las películas de Hollywood han ayudado a crear todo una industria sobre los viajes en el tiempo.

Hoy el hombre es capaz de desentrañar muchos de los secretos del universo. ¿Pero será posible penetrar en los enigmas del tiempo, uno de los más grandes misterios de todas las épocas?

Inspiración infantil

Un joven en el Bronx de Nueva York, en la década de los años 50, estuvo especialmente interesado en esos enigmas.

Ronald Mallet tenía diez años de edad cuando su padre murió víctima de un infarto. Fue en la ciencia-ficción que él encontró consuelo.

«Cerca de un año después de la muerte de mi padre descubrí la novela de Wells. Y eso me rescató de caer en la depresión aguda. Tuve una inspiración», dijo Mallett.

«Pensé: si pudiera construir una máquina del tiempo, como la que sugirió Wells, podría volver a ver mi padre. Y prevenirlo de lo que le iba a pasar, y quizás salvar su vida. Esto se convirtió en una obsesión para mí», explicó.

Más de 50 años después, Ronald Mallett es profesor de Física de la Universidad de Connecticut. Pero el tiempo no lo ha cambiado, y todavía quiere construir una máquina como la de Wells.

Túnel de luz

Para lograr ese empeño Mallett ha emprendido la búsqueda de financiamiento, aunque sabe que no será fácil.

Primero, el profesor tiene que probar los conceptos que esgrime.

Y ya esto de por sí es muy complejo. Su teoría se basa en algo que sabemos: grandes objetos, como las estrellas y los planetas, pueden «curvar» tanto el tiempo como el espacio.

El doctor Mallett y otros científicos estiman que la luz también, con su energía inherente, puede «curvar» lo que se conoce como el espacio-tiempo continuo.

Entonces, si se construye un anillo láser extremadamente poderoso, y se le introduce en el centro del vórtice de la luz algún tipo de materia -incluso quizás un ser humano- se podría lograr el desplazamiento hacia adelante o hacia atrás en el tiempo.

«Lo que veríamos sería un cilindro en el cual habría rayos láser cruzados de manera que creen un enorme túnel de luz. Imaginemos un túnel con el vórtice de la luz circulando alrededor», explica Mallett.

La importancia del error

Durante años el doctor Mallett mantuvo en reserva la verdadera intención de sus investigaciones por temor a que sus colegas lo consideraran chiflado.

Pero el escritor y astrónomo David Whitehouse estima que la ciencia necesita gente como Mallett.

«No creo que esté chiflado», enfatizó. Puede que no esté en lo cierto, que esté desencaminado. Pero no hay nada científicamente deshonroso en no estar en lo cierto o desencaminado».

En palabras de Whitehouse, «muchos de las ideas que la ciencia sostiene hoy resultarán luego erradas. El error es parte esencial de la investigación del Universo».

Sin embargo, muchos todavía sostienen que es imposible crear una máquina del tiempo. Y se preguntan, de ser factible, ¿por qué no está el presente lleno de viajeros provenientes del futuro?

El abuelo

Además, está lo que se conoce como «la paradoja del abuelo».

Esto es: si alguien viaja en el tiempo y mata a su propio abuelo, o a su padre, entonces esa persona no llegaría nunca a existir. ¿Cómo, entonces, pudo viajar al pasado para cometer el homicidio?

De ahí que muchos crean que es imposible viajar en el tiempo, aunque otros sostienen que si vas hacia el pasado viajas a otro universo y que nuestro universo no se verá afectado por lo que hagas en esa visita.

Hoy Mallett reconoce que no será posible para él ver a su padre viajando al pasado. Incluso si lograr crear su máquina, ésta lo llevaría sólo al momento en que el aparato se puso en acción.

Pero está convencido de que los desplazamientos en el tiempo alguna vez serán posibles, y cuando ello suceda todos querrán emprender el viaje.

«¿Quién no ha deseado alguna vez cambiar algo en su pasado? ¿Quién no se ha preguntado qué pasaría si pudiera haberle dicho a una persona amada: ‘No te montes en ese vehículo, no tomes ese vuelo?», reflexionó el profesor.

Y añadió: «Ese deseo de cambiar el pasado, de saber qué va a ocurrir en 100, en 200 años, es consustancial a nosotros. Y creo que es fundamental».

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