Las lágrimas de San Lorenzo

(PD/Agencias).- Las Lágrimas de San Lorenzo, la lluvia de estrellas fugaces más espectacular y también más conocida, vuelve a tener este año su punto álgido de actividad en la noche del 12 de agosto. Aunque el fenómeno es visible del 17 de julio al 25 de agosto, alcanza su punto de brillo máximo –si lo permiten las nubes y el resto de condiciones atmosféricas– justamente esta noche y la próxima madrugada.

Las lágrimas de san Lorenzo se llaman así porque el mayor número de estrellas caían el 10 de agosto, día del martirio del santo diácono. Con los años, los movimientos del calendario han ido desplazando el día más importante para ver estos fuegos de artificio naturales.

La lluvia de estrellas es un fenómeno astronómico bastante común que se origina cuando la Tierra, durante su movimiento de traslación alrededor del sol, se cruza con las estelas dejadas por los cometas.

Estas partículas de polvo y metales, la mayoría más pequeñas que la cabeza de un alfiler, entran a gran velocidad (en las Perseidas es de 214.000 kilómetros por hora, o lo que es lo mismo, 59 kilómetros por segundo) en la capa atmosférica (a unos 100 kilómetros de altura) y, debido a las altas temperaturas originadas por el impacto, se encienden y el destello luminoso, conocido como meteoro o estrella fugaz, causa ese brillo tan espectacular mientras las partículas caen hasta apagarse.

EXPLICACIÓN RECIENTE
Las lágrimas de san Lorenzo tienen una explicación relativamente reciente, aunque las lluvias de estrellas ya fueron descritas por científicos chinos hace 40.000 años. El fenómeno lo provocan los materiales de la estela del cometa Swift-Tuttle (por sus descubridores), que tiene una órbita de 135 años alrededor del sol.

De hecho, la primera vez que los científicos relacionaron la lluvia de estrellas con los cometas fue justamente con el Swift, en 1862.

La última ocasión en que este cometa pasó cerca de la Tierra fue en 1992, y el año siguiente fue cuando el fenómeno tuvo su registro más visible. Desde entonces y hasta el 2127 se irá repitiendo, pero cada vez con menor intensidad.
Para este año se calcula una actividad en el momento máximo de entre 90 y 100 meteoros por hora, que podrán observarse mejor lejos de las luces y de la contaminación.

La fase de luna nueva también ayudará a mejorar la visión.

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