El cerebro de los pedófilos es diferente

(PD/BBC Mundo).- Un estudio revela que registran menor actividad cerebral ante estímulos eróticos. Este déficit podría llevar a los individuos que la padecen a buscar otras formas de estimulación. Estos descubrimientos podrían desembocar en nuevas terapias y tratamientos para este trastorno.

Un grupo de científicos de la Universidad de Yale ha descubierto que el cerebro de los pedófilos resgistra menos actividad ante estímulos eróticos propios de adultos que el de los individuos que no padecen esta filia.

Los investigadores proyectaron imágenes obtenidas a través de resonancias magnéticas, una técnica que permite grabar la actividad cerebral mientras el individuo está pensando.

Así, encontraron que el hipotálamo de los voluntarios con confesada tendencia pedófila, tras observar pornografía para adultos, era menos activo que el del resto de voluntarios. Es más, cuanto más extremos eran los sentimientos pedófilos, menor era la actividad registrada en la parte del cerebro denominada como corteza frontal.

Según la revista Biological Psychiatry, es la primera evidencia real de diferencias en patrones del pensamiento. En este sentido, un psicólogo forense del Reino Unido ha señalado que los tratamientos con ciertas drogas para la pedofilia podrían ser pronto una posibilidad.

Cada vez hay más avidencias de que los problemas en determinadas áreas del cerebro pueden contribuir a generar sentimientos de atracción sexual hacia los niños. En algunos casos, los pacientes con un tumor cerebral han desarrollado ese tipo de sentimientos, y sólo desaparecieron cuando el tumor fue extirpado.

Hacia nuevas terapias

Sin embargo, el doctor John Krystal, editor de Biological Psychiatry, afirma que no sabe si este particular patrón de actividad cerebral podría usarse para predecir el riesgo de alguien de desarrollar pedofilia.

«Estos descubrimientos nos aportan pistas sobre la complejidad de este trastorno, y la realidad es que este déficit puede predisponer a la pedofilia a los individuos que lo padecen porque puede empujarlos a buscar otras formas de estimulación».

El doctor Georg Northoff, que estuvo al frente de la investigación, añadió: «Nuestros resultados pueden ser vistos como el primer paso hacia el desarrollo de nuevas y efectivas terapias con las que tratar esta disfunción».

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