
(PD/Agencias).- El faraón Tutankamon, despertó ayer del sueño eterno para regresar al bullicioso mundo de los vivos. Y es que por primera vez en la historia, el rostro embalsamado del monarca más famoso del Antiguo Egipto ha sido mostrado al público.
La cara marchita del «faraón niño» tiene la piel quebrada, las mejillas elevadas, la nariz chata, unos dientes pronunciados y la cabeza con forma redondeada.
La faz del joven monarca se conserva intacta gracias al proceso de momificación, mientras que el resto del cuerpo, envuelto en una sábana de lino, se encuentra muy deteriorado. Sólo sus ennegrecidos pies sobresalían al otro extremo del manto blanco que le cubría.
La momia, ajena a las circunstancias, fue sacada del dorado sarcófago real por un equipo de arqueólogos y trasladada a una vitrina climatizada de cristal acrílico en la antecámara dentro de la tumba, donde permanecerá expuesta -protegida del polvo, la humedad y las temperaturas- para que los turistas puedan visitarla.
Zawas, el otro protagonista
El evento tuvo lugar a las 14:00 hora local y congregó a gran número de periodistas. Varias televisiones, encabezadas por National Geographic y Discovery Channel, grabaron el momento del traslado y lo transmitieron en directo en una pantalla situada fuera de la cámara mortuoria.
Durante la ceremonia, presidida por el mediático Zahi Hawas -secretario general del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto-, la tumba estuvo cerrada a los turistas.
En un emotivo discurso, Hawas dijo que «con la colocación de la momia en la vitrina, mandamos al rey dorado a la vida eterna. Esto hará que el chico de oro viva para siempre», aseguró con tono vehemente el famoso egiptólogo.
El faraón Tutankamon «tiene magia y misterio y estoy seguro que todo el mundo vendrá a verlo», agregó el promotor del proyecto para preservar al muchacho de la mascara de oro.
Según Hawas, los científicos comenzaron a restaurar la momia hace más de dos años tras ser retirada brevemente de su sarcófago y colocada en un aparato de tomografía para evaluar sus daños.
El cadáver está quebrado en 18 partes, que parecen como piedras, cuando el arqueólogo Carter lo sacó de su tumba y le retiró su famosa máscara dorada, explicó el egiptólogo. Hawas advirtió, además, que teme que el reciente turismo masivo haya deteriorado más la momia de Tutankamon.
«La humedad y el calor causados por las personas que entran en la tumba y su respiración transformarán la momia en polvo», señaló. «Lo único que se conserva en buen estado es la cara de la momia, por eso necesitamos preservarla», puntualizó el reconocido especialista.
A partir de hoy los visitantes podrán admirar el rostro del faraón adolescente en su propia cripta, tal y como lo hizo el británico Howard Carter cuando descubrió la tumba en el Valle de los Reyes, el 4 de noviembre de 1922.
Por eso, la fecha escogida no ha sido casual: ayer se cumplieron 85 años del mayor descubrimiento arqueológico de Egipto. Se cree que sólo unas 50 personas han visto su cara desde entonces, aunque son miles los que han visitado su sarcófago.
Una lista que deberá incluir, además del grupo de periodistas que presenció este histórico acontecimiento, a un audaz turista francés, que logró burlar a los guardas de seguridad de la cámara funeraria y se unió a la comitiva. «Es fantástico; mucho más impactante que ver una momia en los museos», dijo el privilegiado turista parisino.
El misterio que rodea al rey Tutankamen y su tumba de oro lo han convertido en el faraón más famoso de la historia del Antiguo Egipto.
El joven monarca murió hace más de tres mil años y todavía hoy no están claras las causas. La última teoría la reveló un equipo de arqueólogos británicos que cree que falleció en un accidente de caza.
Aunque el faraón niño fue un miembro menor de la realeza, sus tesoros, perfectamente conservados, han cautivado al mundo y atraído a millones de visitantes al Valle de los Reyes.