Cometas y asteroides, primos hermanos

(PD).- Una gran sorpresa es la que ha deparado a los científicos el estudio de las muestras de un cometa traídas a la Tierra por la sonda Stardust en 2006. Los supuestos elementos vírgenes de la formación del Sistema Solar -el polvo de estrellas que dio nombre en inglés a la misión- han resultado ser materiales alterados, muy parecidos a los presentes en los meteoritos, que son restos de asteroides.

Explica Malen Ruiz de Elvira en El País que los cometas eran considerados poco más que bolas de hielo sucias, con el interés de que su composición revelaría los secretos del Sistema Solar primitivo, materiales inalterados desde hace 4.500 millones de años.

Dos años esperaron los científicos de más de un centenar de laboratorios alrededor del mundo para poder poner bajo sus microscopios las partículas de la cola del cometa Wild 2 recogidas por la sonda Stardust de la NASA en 2004 a 400 millones de kilómetros de la Tierra.

Cuando estas partículas aterrizaron a principios de 2006, en lo que supuso un hito histórico de retorno de muestras, pensaban encontrar sobre todo compuestos químicos con una composición isotópica distinta de los comunes en el espacio cercano. Su argumento para ir a buscarlas al encuentro de un cometa era que estos cuerpos helados, formados en los confines del Sistema Solar, son las urnas en las que se conservan los elementos primitivos de los que derivaron los planetas rocosos y los asteroides. Un argumento que puede haber quedado sin valor a la vista de lo encontrado.

La sonda se acercó en enero de 2004 hasta sólo 240 kilómetros del núcleo del cometa y atravesó su cola recogiendo muestras. Al acercarse un cometa periódicamente al Sol, el calor arranca partículas del núcleo que, junto a los gases, forman la característica cola de los cometas.

Aunque al principio los científicos se mostraron contentísimos con los miles de muestras recogidas en el instrumento recolector (con forma de raqueta de tenis rellena de un ligerísimo material llamado aerogel), los análisis químicos a lo largo de casi dos años, parte de los cuales se han publicado ahora en Science, dejan cada vez menos lugar para la hipótesis de los materiales inalterados.

Lo que se buscaba eran partículas raras, similares a las escasas de polvo interplanetario recogidas por aviones en la estratosfera terrestre, pero se han encontrado materiales que alguna vez se fundieron en regiones muy calientes, como los alrededores del entonces joven Sol, sobre todo silicatos como los de los asteroides del cinturón situado entre Marte y Júpiter.

También se han encontrado otros silicatos en forma de cristal con incrustaciones de metales y de sulfuros que al principio de los análisis parecían corresponder con el material inalterado.

Sin embargo, los investigadores -del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de Estados Unidos y otras instituciones de ese país, del Reino Unido y de Holanda- creen que son el fruto de la colisión a gran velocidad del polvo del cometa con el instrumento recolector.

Y lo creen porque han hecho experimentos en laboratorio y han conseguido partículas con las mismas peculiares características.

Todo esto plantea que los asteroides y los cometas (por lo menos el cometa estudiado) tienen un origen común en la nebulosa solar de la que surgieron los planetas.

De ahí se deduce que, en parte, esta nebulosa fue luego expulsada -supuestamente en chorros gigantescos emanados de los polos de la estrella- a los confines del Sistema Solar, más allá de Neptuno, donde nacen los cometas. Nadie sabe ahora dónde pueden estar las reservas del material virgen, explican los científicos en la revista Science.

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