La avería en el inodoro de la ISS eclipsa la misión del Discovery

(PD).- La tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) podrá volver a utilizar el inodoro, averiado siete días atrás, después de que tres astronautas acometieran durante dos horas y media una exitosa labor de fontanería.

La bomba defectuosa pudo ser reemplazada gracias a las piezas aportadas por el transbordador norteamericano Discovery, que el lunes había llegado a la ISS con un objetivo mucho más trascendente: añadir al complejo orbital el módulo laboratorio Kibo, de fabricación japonesa.

«Los tests han funcionado con normalidad, por lo que pueden volver a utilizar el inodoro con normalidad», dijo escuetamente un portavoz de la NASA.

Las agencias espaciales implicadas en la ISS no han podido evitar que la histórica maniobra para acoplar el Kibo, una auténtica obra de artesanía espacial y el mayor de los módulos científicos de la estación, quedara eclipsada popularmente por una reparación a priori secundaria.

De nada sirvió que Kirk Shireman, director adjunto del programa de la ISS, recordara el martes que los astronautas tenían tres opciones alternativas para recoger su orina: pueden utilizar unas bolsas especiales, pueden acudir al baño del Discovery, que estará amarrado en la estación hasta la semana que viene, e incluso pueden emplear el de una Soyuz que, de forma permanente, permanece anclada a la ISS como nave de emergencia.

Además, solo estaba averiado el sistema de aspiración de la orina, pero no el de excrementos. Nunca se pensó en una evacuación. No había para tanto, dijo Shireman.

En cualquier caso, los fontaneros espaciales, comandados por el ruso Oleg Kononenko, tuvieron que sudar para reemplazar la cisterna y colocar unas nuevas mangueras. Después de tres intentos anteriores, esta vez el centro de control de la misión en Moscú dio finalmente su visto bueno, informó la NASA.

QUE NO FLOTEN
En condiciones de microgravedad como las que imperan en la ISS, los inodoros requieren de una tecnología específica para impedir que los desechos queden flotando en el ambiente.

El sistema colector se usa como un retrete normal, aunque un aspirador de aire transporta los desechos sólidos a un tanque séptico, donde son almacenados. Luego, junto a todas las restantes basuras, se devuelven a la Tierra a bordo de naves de carga vaciadas, ya inútiles, que se desintegran parcialmente en la atmósfera y acaban en las profundidades del océano Pacífico.

En cuanto al urinario, se trata de un embudo unido a un tubo aspirador que expulsa los líquidos directamente al vacío, donde se evaporan. No se guardan.

Mientras se reparaba el inodoro, los restantes astronautas se dedicaban a la puesta a punto del vestíbulo que enlaza la ISS y el Kibo, donde retiraron las cubiertas térmicas e instalaron terminales eléctricos.

La tripulación de la ISS ya había abierto el martes la compuerta.

«Este es un gran momento para los japoneses», dijo el astronauta Akihiko Hoshide mientras penetraba en el módulo. Hoshide, Nyberg y otros cinco estadounidenses llegaron el lunes en el Discovery con el laboratorio en la bodega de carga.

Kibo, la primera instalación japonesa en el espacio, mide 11,2 metros de largo y 4,4 de diámetro, pesa 15 toneladas y puede albergar a cuatro personas. En su interior hay espacio suficiente para desarrollar de forma simultánea 10 experimentos científicos diferentes.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído