La investigación científica en España, entre la precariedad y el oportunismo político

La investigación científica en España, entre la precariedad y el oportunismo político

Alejandra Morales.- La investigación en España comienza a despegar; sin embargo, todavía son muchos los científicos que se ven obligados a buscarse la vida en el extranjero por la precaria situación en la que se ven abocados. Nos encontramos a la cola de Europa en lo que a inversión se refiere y los nuestros cerebros no dudan en abandonar el país ante las ofertas tentadoras que reciben.

‘Por ningún investigador sin contrato’ o ‘Por la dignidad en la investigación’, son algunas de las reivindicaciones que la Federación de Jóvenes Investigadores lleva luchando desde el año 2000.

Aunque Europa ha pedido a sus estados miembros invertir un 3 por ciento del PIB en investigación y desarrollo, nuestro país todavía se encuentra muy lejos de llegar a esta cantidad. Se espera que en 2010 el gasto destinado a esta materia no supere el 2%, cifras exiguas si nos comparamos con nuestros competidores.

Los limitados recursos y las variaciones en los presupuestos para Ciencia y Tecnología dificultan notablemente el trabajo de éstos, de modo que muchos proyectos han de salir adelante con falta de personal, medios o incluso de medidas de seguridad.

Falta de inversión

Hace unos meses y debido al déficit existente, el Gobierno creó el Ministerio de Ciencia e Innovación a cargo de Cristina Garmendia. Para José Antonio Gutiérrez Fuentes, director de la Fundación Lilly, esta nueva cartera «augura una esperanza en el horizonte» aunque añade que el estado de la investigación en España «sigue siendo pobre comparado con otros países europeos».

«Existe un déficit en la inversión en Ciencia», señala Gutiérrez Fuentes, pero no es el único problema: «Es necesario que, tanto los grupos políticos como la sociedad, se pongan de acuerdo para evitar vaivenes». La falta de confianza por el mundo científico hace mella en el sector privado «que apenas invierte en proyectos de investigación y desarrollo».

Si hay menos dinero lo que primero sufre es lo que se considera menos vital.

No obstante, la situación puede volverse todavía más complicada; la recesión económica está obligando a los países a recortar presupuestos en materia de investigación. En el caso de España, esa crisis nos puede abocar al desastre cuando las medidas aún no han empezado a dar sus frutos.

Aunque el Ejecutivo parece decidido a mantener su apuesta por la inversión en I+D, los expertos apuntan al riesgo de caer en una ciencia ‘funcionarial’. Aunque los organismos públicos están potenciando el capital destinado a la investigación, los profesiones tienden al conformismo, como señala el doctor Gutiérrez Fuentes.

La ciencia, ante todo, tiene que ser competitiva y actualmente no estamos en tal circunstancia.

Fuga de los grandes cerebros

El mayor problema al que se enfrenta la investigación en España es la fuga de cerebros. Muchos de los jóvenes que pretenden iniciar una carrera optan por completar su formación en el extranjero. Es allí donde las empresas ‘seducen’ a los investigadores con suculentas ofertas de trabajo. España ha intentado hacer regresar a sus jóvenes valores, pero las circunstancias competitivas no están a la altura a las de otros países.

No hay confianza y, sin ésta, no hay inversión. Muchos esperan cautelosamente los efectos colaterales de la desaceleración y el gran desajuste que sufrirá el campo de la innovación. Las grandes promesas marchan fuera de España y son el resto de países los que avanzan a costa del ingenio de los nuestros. ¿Existen más razones para promover el fin de la precariedad en la investigación?

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