¿Para qué sirve el bostezo?

(PD).- El bostezo es una de las conductas más contagiosas que existen, aunque la ciencia aún intenta explicar tan enigmático comportamiento. Un bostezo es la acción incontrolada de abrir la boca, con separación muy amplia de las mandíbulas, para realizar una inspiración profunda a la que sigue una espiración de algo menos de lo inhalado, con cierre final.

Cuando se bosteza, además, se estiran los músculos faciales, se inclina la cabeza hacia atrás, se cierran o entornan los ojos, se lagrimea, se saliva, se abren las trompas de Eustaquio del oído medio y se realizan muchas otras, aunque imprecisas, acciones cardiovasculares, neuromusculares y respiratorias.

Es una acción común entre los animales vertebrados. Los mamíferos y la mayoría del resto de animales dotados de columna vertebral bostezan, incluyendo peces, serpientes, tortugas, cocodrilos y aves.

De la mayoría de los mamíferos, son los machos los que más bostezan; sólo en la especie humana ambos sexos bostezan con igual frecuencia.

Una hipótesis muy común sobre el bostezo sostiene que es provocado por el exceso de dióxido de carbono y la falta de oxígeno en la sangre. El tronco cerebral al detectar esto genera el bostezo. La boca se ensancha y los pulmones inhalan profundamente, trayendo oxígeno hacia los pulmones y consecuentemente a la corriente sanguínea. Es casi seguro, sin embargo, que esta hipótesis sea incorrecta. Una hipótesis más reciente afirma que el bostezo sirve para regular la temperatura corporal.

Otra teoría sostiene que los bostezos son provocados por los mismos químicos en el cerebro (neurotransmisores) que afectan las emociones, el sentido del humor, el apetito y otros fenómenos. Estos químicos incluyen serotonina, dopamina, ácido glutámico y óxido nítrico. A medida que más de estos compuestos son activados en el cerebro la frecuencia de los bostezos aumenta. Por el contrario, una mayor presencia en el cerebro de neurotransmisores narcóticos, tales como la endorfina, reduce la frecuencia de los bostezos.

A menudo se dice que el bostezo es contagioso: si una persona bosteza, esto causará que otra persona «responda» el bostezo, en ocasiones generando una cadena. Las razones para esto son poco claras, posiblemente se deba al «poder de sugestión».

Otras teorías sugieren que el bostezo sirve para sincronizar el comportamiento anímico entre animales gregarios de forma similar al aullido de una manada de lobos durante la luna llena. El bostezo entonces emitiría una señal de cansancio hacia otros miembros del grupo para sincronizar los patrones de sueño y períodos de actividad.

Otra idea sugiere que, el hecho de que se contagie es algo psicológico: el cerebro interpreta que el otro que bosteza nos “roba el aire”, por lo que trata de recoger todo el O2 que pueda antes de quedarse sin aire, instinto de supervivencia.

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