LOS FOTÓGRAFOS DE 'NATIONAL GEOGRAPHIC' CONMOCIONAN A LAS REDES CON LAS IMÁGENES

Naturaleza: este oso polar desnutrido muestra el pavoroso impacto del cambio climático

Cuando se habla de un problema tan grave como el del calentamiento global, a veces cuesta hacerse a la idea de las consecuencias que realmente acarrea.

Sentimos que las estaciones están revueltas, que el tiempo cambia, pero no vemos las señales perentorias de un proceso lento pero inexorable.

Ahora, gracias a National Geographic, podemos enseñarte ese botón que demuestra que el cambio climático no es un cuento y que está haciendo daño YA, de forma terrible.

A través del vídeo grabado en la Isla de Baffin (Ártico canadiense) -convertido en un viral de forma inmediata-, la revista muestra el desgarrador momento en el que un oso polar camina sobre un terreno yermo y sin vida, tratando de encontrar alimento entre las piedras y la chatarra, enflaquecido hasta los huesos, lento de movimientos porque carece de fuerza y de músculos, tan cansado que sólo quiere ya recostarse en el suelo y dejarse ir.

Parecen los últimos momentos en la tierra del mamífero, con mirada perdida en busca de la comida que no es capaz de encontrar.

Los fotoperiodistas Paul Nicklen y Cristina Mittermeier, colaboradores de la publicación y fundadores de la asociación Sea Legacy, han sido quienes lo han sacado a la luz, apenas 60 segundos de agonía y desesperación.
En el texto que acompaña el video, Nicklen explica:

«Mi equipo estaba luchando contra las lágrimas y sus emociones al documentar a este oso polar moribundo. Es una escena estremecedora que aún me persigue».

El cambio climático está reduciendo los casquetes polares a un ritmo muy rápido y los animales no pueden adaptarse a ese cambio de forma tan rauda.

Su hábitat está siendo modificado a marchas forzadas y, con él, sus fuentes de alimentación.

La dieta de los osos polares se basa principalmente en la carne de foca, y dependen de los capas de hielo oceánico para cazarlas; lo mismo sucede con otros mamíferos marinos que le sirven de sustento.

Si estas capas congeladas, apenas hay comida, y han de recurrir a la búsqueda en la basura o el robo de huevos.

Según la organización Polar Bears International citada por National Geographic, «quedan menos de 25.000 osos polares en estado salvaje.

Por ejemplo, entre 2001 y 2010, una población de las inmediaciones del mar de Beaufort, ubicado en territorio canadiense, se desplomó casi 40%, de 1,500 a 900 individuos».

En realidad, no es el primer caso documentado sobre el daño del calentamiento en los osos polares.

El propio Nicklen publicó en Instagram imágenes de un ejemplar muerto, muy delgado, en 2015.

Ese mismo año, otra icónica imagen, tomada por la fotógrafa especializada en especies árticas Kerstin Langenberger en Noruega, ahondaba en el mismo problema.

Last summer I traveled with a group of friends to Svalbard, Norway in search of polar bears. We went to my favorite spot where I have always been able to find bears roaming around on sea ice throughout the summer. On this occasion, however, we didn’t find any sea ice and we never found any bears alive. We did find two dead bears in this location and other groups found more dead bears. These bears were so skinny, they appeared to have died of starvation, as in the absence of sea ice, they were not able to hunt seals. In all of my years of growing up in the Arctic and later, working as a biologist, I had never found a dead polar bear. It is now becoming much more common. Through @sea_legacy and @natgeo we will continue to shine a light on our changing planet to convince the unconvinced. Please follow me on @paulnicklen to learn more about the effects of climate change. #polarbear #nature #wildlife #arctic #seaice @thephotosociety

Una publicación compartida de Paul Nicklen (@paulnicklen) el 6 de Sep de 2015 a la(s) 12:35 PDT

ES IMPARABLE

Un estudio publicado justo el pasado miércoles en la revista Nature señala que las proyecciones de calentamiento global para finales de siglo se han quedado cortas, pues se espera un incremento de temperatura un 15% superior a lo previsto en los últimos modelos climáticos, 0,5 grados más.

La investigación de los climatólogos Patrick T. Brown y Ken Caldeira, de la Institución Carnegie para la Ciencia, en Stanford (California), concluye que los países deberán hacer más esfuerzos de lo previsto para evitar que en 2100 la temperatura del planeta aumente más de 2 grados, y si es posible que lo haga menos de 1,5 grados, como pactaron en el Acuerdo de París.

Los modelos climáticos indican que las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre continuarán calentando el clima mundial, si bien las proyecciones de calentamiento varían dependiendo del modelo.

Es decir, cada modelo hace proyecciones en función de las posibles reducciones de emisiones que lleven a cabo los países, desde la disminución drástica, al no hacer nada, pasando por el término medio.

En base a los esfuerzos que puedan llevar a cabo los países, los modelos prevén aumentos de temperatura que van desde el 1,5 grados a los más de 4 grados para finales de siglo.

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