El calentamiento global está dejando situaciones tan inesperadas como peligrosas. Un iceberg gigante, el A68, se liberó de la Antártida y se ha desplazado a flote tan al norte que ahora está en el límite del hielo marino perenne del continente.
A pesar de que durante su primer año el A68 apenas se movió, posteriormente, los vientos y las corrientes comenzaron a empujarlo hacia el norte a lo largo de la costa oriental de la Península Antártica y, durante esta temporada de verano austral, la deriva ha experimentado una rápida aceleración.
El iceberg, actualmente a 63 grados de latitud sur, sigue un curso muy predecible. Cuando aparezca por encima de la punta de la Península Antártica, el bloque masivo debe ser arrastrado hacia el norte hacia el Atlántico, un camino que los investigadores llaman ‘Camino de los icebergs’.
Here's the #A68 behemoth imaged by #Sentinel1 as it exits the northern sea-ice margin at 63°S. The iceberg appears to be in 'stealth' mode as summer melting of its smooth, level surface reflects away the radar echoes and appears black in this image @BBCAmos @suz_b64 https://t.co/zxnl8BcoLh pic.twitter.com/EDeX8adWdV
— Mark Drinkwater (@kryosat) February 5, 2020
Muchos icebergs de la Antártida llegan incluso más lejos, más allá del territorio británico de ultramar de Georgia del Sur, a aproximadamente 54 grados sur.
Cuando se desprendió en julio de 2017 de la plataforma de hielo Larsen C, en la Península Antártica, el iceberg tenía un área cercana a los 6.000 kilómetros cuadrados. Desde entonces, ha perdido muy poco de su volumen, pero los científicos creen que tendrá dificultades para mantener su integridad cuando llegue a las aguas más turbulentas del Océano Austral.
El iceberg más grande jamás registrado en la era moderna fue el bloque de 11.000 kilómetros cuadrados llamado B15, que partió de la plataforma de hielo Ross en 2000. Uno de sus últimos restos, que ahora mide 200 kilómetros cuadrados, está a medio camino de las Islas Sandwich del Sur, al este de Georgia del Sur.
Los objetos de este tamaño tienen que ser monitoreados constantemente porque representan un riesgo para la navegación. Mientras vigilan la A68, los científicos también están atentos a otros dos icebergs en ciernes.
Uno está a punto de salir del frente del glaciar Pine Island, en la Antártida Occidental, y tendrá algo más de 300 kilómetros cuadrados cuando nazca. El bloque ya está dividido con muchas grietas. «Espero que se rompa en muchos pedazos poco después de liberarse», asegura el profesor Luckman.