En primer lugar, hay que diferenciar una pandemia de una epidemia.
Una pandemia, no es otra cosa que una epidemia a mayor escala, mucho más extendida.
Y una epidemia es una enfermedad que alcanza un nivel de impacto mayor que el usualmente esperado.
Por lo tanto, la pandemia alcanza más de lo esperado, de una forma mucho más rápida y generalmente está asociada con una gran cantidad de muertes debido a la falta de preparación que el propio término sugiere.
Los términos epidemia y pandemia se relacionan con la propagación de enfermedades.
Estas palabras son sinónimo de miedo y temor entre la población en general. Lo cual, es comprensible por sus consecuencias en la salud de las personas. Sin embargo, son muy diferentes.
Una epidemia es una enfermedad que se presenta en un período inusual dentro de una determinada nación durante un tiempo específico.
Por otro lado, una pandemia es una epidemia que se propaga más allá de las fronteras de de un país, o incluso de un continente.
Qué es una epidemia
Una epidemia se presenta por el aumento extraordinario del número de diagnósticos de una enfermedad infecciosa que ya existe en una región o población. Según la Organización Mundial de la Salud, «Una epidemia es una enfermedad que se propaga durante un cierto periodo de tiempo en una zona geográfica determinada y que afecta simultáneamente a muchas personas».
La clave para identificar si una enfermedad se ha convertido en una epidemia depende de su rango entre lo normal y lo inusual. Además de otros aspectos como el lugar, grupo de personas afectadas, entre otros. Hay que tener en cuenta, que actualmente existen muchos medios de comunicación e instituciones utilizan el término brote como sinónimo de epidemia, para evitar crear pánico en la población. Técnicamente una epidemia sería un brote muy localizado, por ejemplo, en un pueblo o en una escuela. Un ejemplo más común de epidemia es el aumento anual de los casos de gripe durante los meses de invierno.
Por qué es tan peligrosa una pandemia
Haciendo un repaso por la historia de la humanidad, se conoce que las primeras muertes asociadas con la aparición de nuevos virus ocurrió hace 430 a. C. con la Peste de Atenas que acabó con un tercio de la población. Posteriormente, la Peste Antonina llegó a Roma en 166 d. C. y duró 15 años, cobrando más de cinco millones de víctimas.
La humanidad, en la antigüedad se vio azotada por muchas enfermedades que se extendieron velozmente con carácter epidémico y pandémico que causaron millones de muertes. Anteriormente, se les llamaba pestes. La Biblia hace sus primeras menciones, de hecho, en el Antiguo Testamento hay alusiones muy claras a ellas. En Exodo (9,5) dice: «Jehová dijo a Moisés y Aaron: Coged puñados de ceniza de horno y espárzala Moisés hacia el cielo a vista de Faraón y se convertirá en polvo menudo en toda la tierra de Egipto de lo que resultarán tumores apostemados así en los hombres como en las bestias».
Millones de seres humanos en el mundo, han muerto a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, en la actualidad los avances en las vacunas han reducido los brotes masivos de distintas enfermedades.
Otro aspecto alarmante, es que existen tres condiciones que, comunmente, se cumplen para que se origine una pandemia. En principio, debe tratarse de un virus nuevo que no haya circulado recientemente. Esto supone que no existe población que haya desarrollado una inmunidad.
