La cuarentena por la pandemia del coronavirus, no solo ha dejado a millones de personas confinadas en sus hogares, sino que también ha traído como consecuencia el cierre de puestas de fábricas, puertos, bancos, restaurantes, bares y más.
De igual manera, estas medidas contribuyeron a ‘despejar’ algunos cielos y convertir el mundo en un escenario ideal para que ciertas especies ‘reaparezcan’ por la ausencia de los humanos en las calles.
Por supuesto, también han cerrado los servicios de fumigaciones y controles de plagas, las ratas y otras alimañas parecen haber recuperado parte del terreno perdido en las urbes.
En algunos barrios porteños se multiplicaron las consultas a empresas fumigadoras, que si bien hasta hace algunos días no podían hacer su trabajo por la cuarentena total, desde el viernes quedaron exceptuadas y ya pueden salir a hacer su trabajo.
Esta súbita aparición de roedores en calles de Nueva Orleans y otras del resto del planeta no sorprende al reconocido rodentólogo estadounidense Robert Corrigan.
En una entrevista ofrecida a BBC Mundo, el experto explicó que «cuando tienes una colonia de ratas que ha estado dependiendo de turistas que esparcen desperdicios y de restaurantes que tiran mucha basura por la noche, puede ser en Washington DC, Nueva York o cualquier otro lugar, y eso desaparece, entonces los roedores no saben qué hacer «.
Por su parte, Claudia Riegel, parte de la junta de control de plagas de Nueva Orleans, sintetiza el fenómeno reciente de esta manera: «Esas ratas tienen hambre».
Las ratas salen de sus madrigueras
Una escena muy popular en todo el mundo común en el mundo durante la cuarentena es la de la aparición de animales salvajes en centros urbanos.
Las redes sociales y medios de comunicación han sido multiplicadores de estás imágenes inundadas con videos de zorros, coyotes, monos y cabras salvajes en las calles de varias ciudades. La menor presencia de humanos y menos tráfico en las vías abren las posibilidades de los animales, que por décadas han sido confinados a ciertas áreas.
Para el especialista Alejandro Inti Bonomo, responsable de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE, dos semanas de cuarentena no son suficientes para afectar la población de ratas: “Podría ser que la gente las está viendo más, o que ellas estén cambiando su comportamiento debido a la ausencia de gente en ciertos lugares o a los cambios en la disposición de la basura en la cuarentena. Es un asunto para seguir pero de ninguna manera justifica alarmarse”.
Sin embargo, al menos una tercera parte de la población mundial alteraron sus comportamientos para evitar el contagio del COVID-19.
El confinamiento lleva al cambio de patrones, no solo de los seres humanos sino también obliga a los roedores a adaptarse también.
“La gente no está dejando comida y basura afuera, así que no están siendo atraídas”, dijo al New York Times Katy Hansen, vocera de los Centros de Cuidado Animal de la Ciudad de Nueva York.
Otra posibilidad es que las ratas cambien de comportamiento y sean más agresivas en su búsqueda de alimento ya que los humanos han facilitado sus fuentes de comida. Es posible que haya más peleas entre los roedores tal y como ocurrió con los macacos en una ciudad de Tailandia donde era costumbre que los humanos los alimentaran.
¿Qué peligro representan las ratas para los humanos?
Un grupo de ratas errantes y hambrientas puede causar estragos, desde daños en los hogares hasta la propagación de enfermedades.
Las ratas están oficialmente relacionadas con 55 patógenos diferentes, aunque no ha habido informes de ratas portadoras de covid-19.
También pueden roer madera y cables eléctricos, lo que representa un peligro para los incendios domésticos.
Un animal que vive en las calles, que se alimenta de basura y comida en mal estado, bebe agua contaminada y habita en lugares insalubres puede infectarse con una amplia variedad de agentes patógenos y convertirse, finalmente, en un problema para la salud pública.
Enfermedades que pueden transmitir las ratas
Las ratas pueden ser portadoras de agentes patógenos como virus, bacterias, protozoos, parásitos internos y externos, entre otros.
Estos microorganismos pueden alojarse en sangre, tejidos, saliva y secreciones, o bien ser eliminados a través de la orina y heces.
Aunque no se ha registrado ningún caso de la presencia del coronavirus en ningún roedor, algunos patógenos existentes en las ratas si pueden penetrar en el organismo de los seres humanos, ocasionando enfermedades que se consideran zoonóticas, es decir, que pueden transmitirse entre humanos y personas.
Las zoonosis transmitidas por las ratas a los seres humanos pueden contagiarse de forma directa o indirecta.
Si la persona tiene contacto directo o inhala algún tipo de secreción de una rata infectada, la transmisión se da de forma directa.
Pero también puede ocurrir que los fluidos o las deposiciones de los roedores contaminen la comida, el agua, la tierra u otro tipo de materia vegetal u orgánica, caracterizando una transmisión indirecta.
Además, otro tipo de contagio indirecto ocurre cuando algún insecto o ectoparásito pica una rata infectada y, luego, transmite a través de su saliva los agentes patógenos a las personas por sus mordeduras.
Algunas de estas enfermedades son:
- Leptospirosis
- Toxoplasmosis
- Hantavirus
- Tularemia
- Salmonellosis
- Peste bubónica (peste negra)
- Fiebre por mordedura de ratas
- Tifus
- Parásitos internos
- Parásitos externos