Un grupo de científicos ha creado el primer espejo capaz de alternar sus estados entre reflectante y de dispersión, gracias al metal líquido.
Una tecnología que podría usarse en espejos controlados eléctricamente para arte o dispositivos avanzados.
Los metales líquidos combinan las propiedades eléctricas, térmicas y ópticas de los metales con la fluidez de un líquido.
El nuevo enfoque utiliza una reacción química impulsada eléctricamente para crear superficies reflectantes intercambiables en un metal líquido.
No se necesitan revestimientos ópticos ni pasos de pulido, que normalmente se requieren para fabricar componentes ópticos reflectantes, para hacer que el metal líquido sea altamente reflectante.
Los investigadores dirigidos por Yuji Oki de la Universidad de Kyushu en Japón muestran que el cambio entre los estados reflectante y de dispersión se puede lograr con solo 1.4 voltios, aproximadamente el mismo voltaje que se usa para encender un LED típico.
Los investigadores colaboraron con el equipo de investigación de Michael D. Dickey en la Universidad Estatal de Carolina del Norte para desarrollar el nuevo método, que se puede implementar a temperatura y presión ambientales.
«En el futuro inmediato, esta tecnología podría usarse para crear herramientas de entretenimiento y expresión artística que nunca antes habían estado disponibles», dijo Oki.
«Con más desarrollo, podría ser posible expandir esta tecnología en algo que funcione de manera muy similar a la impresión 3D para producir ópticas controladas electrónicamente hechas de metales líquidos. Esto podría permitir que la óptica utilizada en los dispositivos de prueba de salud basados ??en la luz se fabrique de manera fácil y económica en áreas del mundo que carecen de instalaciones de laboratorio médico».
En el nuevo trabajo, los investigadores crearon un depósito utilizando un canal de flujo integrado. Luego utilizaron un «método de empujar y tirar» para formar superficies ópticas bombeando metal líquido a base de galio dentro o succionándolo del depósito. Este proceso formó superficies convexas, planas o cóncavas; cada uno con diferentes propiedades ópticas.