CLAVES PARA ENTENDER EL USO Y ABUSO DE LA SAL

Los 10 datos clave que debes saber sobre la sal

La sal es esencial y peligrosa a la vez, protagonista de mitos y debates sobre salud y sabor

Los 10 datos clave que debes saber sobre la sal
La sal y el salero PD

¿Quién no ha sentido alguna vez que a la comida le falta “un puntito” de alegría?

Pocos ingredientes han sido tan vilipendiados y defendidos como la sal. Desde las mesas del Imperio romano hasta los debates actuales sobre hipertensión, la sal ha pasado de ser moneda de cambio a objeto de polémica sanitaria.

Si bien en redes sociales abundan las teorías sobre qué tipo es la más saludable, la realidad es mucho más matizada.

Las tendencias recientes muestran un interés creciente por las sales gourmet, como la del Himalaya o la marina sin refinar, pero los expertos insisten en separar mitos de hechos.

El consumo global sigue al alza, especialmente en dietas ultraprocesadas, mientras que las autoridades sanitarias recuerdan que el problema no está en el “pellizco” final, sino en el abuso invisible en productos preparados.

Analizamos los diez datos imprescindibles para entender el papel de la sal en la dieta actual.

1. La sal es esencial para el organismo

El cloruro de sodio es crucial para funciones vitales: regula el equilibrio de líquidos, participa en la transmisión nerviosa y permite la contracción muscular. Sin suficiente sodio, los músculos no responderían bien y el sistema nervioso se vería comprometido. Además, el cloro presente favorece una correcta digestión al intervenir en la producción de jugos gástricos.

2. No todas las sales son iguales

Aunque todas comparten un alto porcentaje de cloruro de sodio (alrededor del 98-99%), existen diferencias sutiles en su composición mineral. La sal marina y la sal de montaña aportan pequeñas cantidades adicionales de minerales como magnesio, calcio o potasio, que pueden contribuir al bienestar general. La famosa sal del Himalaya debe su color rosado a trazas de hierro, pero su contenido real de sodio apenas varía respecto a la refinada.

3. El exceso es el verdadero enemigo

Consumir demasiada sal está directamente relacionado con el aumento del riesgo cardiovascular y renal. El principal peligro radica en el alto contenido de sodio: favorece la retención de líquidos y puede elevar la presión arterial, incrementando así las probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas o ictus. En España y otros países desarrollados, se supera ampliamente el máximo recomendado: 2.300 mg diarios según las guías internacionales.

4. La sal marina gana popularidad… pero ojo al yodo

La sal marina se obtiene por evaporación del agua del mar y conserva minerales traza beneficiosos, además de realzar los sabores naturales. Sin embargo, suele tener un bajo contenido en yodo, lo que puede favorecer deficiencias si se usa como única fuente salina. Por eso, desde hace décadas se recomienda emplear sal yodada para prevenir problemas tiroideos.

5. Un aliado inesperado para el sistema inmune

En dosis moderadas, ciertas variedades como la sal marina pueden fortalecer las defensas gracias a su aporte mineral, contribuyendo a una mayor producción de anticuerpos y ayudando a prevenir infecciones comunes como resfriados o gripe.

6. Propiedades alcalinizantes y digestivas

Algunas sales naturales ayudan a alcalinizar el cuerpo, equilibrando el pH sanguíneo e impulsando la eliminación de toxinas ácidas. Además, estimulan la producción de enzimas digestivas que facilitan una mejor absorción de nutrientes.

7. Mejora muscular e hidratación

El sodio es imprescindible para mantener el equilibrio hídrico: ayuda a retener agua en las células y favorece una correcta hidratación. Las sales ricas en potasio y magnesio (como algunas marinas o de montaña) optimizan también la función muscular y previenen calambres o fatiga.

8. El dilema cardiovascular: ¿sal buena o mala?

Aunque siempre se ha asociado la sal con hipertensión, recientes investigaciones matizan que pequeñas cantidades pueden incluso proteger frente a ciertos riesgos cardiovasculares si se consumen variedades naturales ricas en minerales esenciales. Eso sí: nunca conviene excederse.

9. Riesgos ocultos: contaminación y sobreuso

La obtención directa del mar hace que algunas sales puedan contener microplásticos u otros contaminantes ambientales. Además, su textura gruesa puede llevarnos a usar más cantidad sin darnos cuenta: un factor a vigilar especialmente en sales “gourmet”.

10. Alternativas saludables para reducir su consumo

El auge de los sustitutos —como mezclas con cloruro de potasio— responde al desafío actual: reducir sodio sin sacrificar sabor. También hierbas aromáticas (romero, ajo fresco), limón o vinagre pueden potenciar platos prescindiendo parcialmente de la sal tradicional.

Tabla comparativa: Tipos principales de sal

TipoSodio (%)Minerales extraYodo añadidoSabor
Sal refinada~99Prácticamente nuloIntenso
Sal marina~98Mg, Ca, KNoSuave
Sal del Himalaya~98Fe (trazas), MgNoSuave
Sal montaña~97-98Ca, Mg, KNoDelicado

¿Cuánto es demasiado?

En nuestro país, el consumo medio ronda los 9-10 gramos diarios —más del doble del máximo recomendado— debido sobre todo a productos precocinados y pan industrializado. El consejo más sensato sigue siendo leer etiquetas, priorizar alimentos frescos y moderar tanto aderezos como snacks.

La próxima vez que dudes entre una pizca más o menos en tu receta favorita recuerda: ni demonizar ni glorificarla; solo conocerla bien para disfrutarla con cabeza.

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