INVESTIGACIÓN AMBIENTAL EN EL CORAZÓN MAYA

Las cuevas submarinas de Yucatán revelan secretos del cambio climático

National Geographic desvela cómo la exploración de cenotes y cuevas submarinas en Yucatán permite entender el clima antiguo y el impacto ambiental actual

Las cuevas submarinas de Yucatán revelan secretos del cambio climático
Cenotes (Yucatán) PD.

En la selva tropical de la península de Yucatán, donde la humedad se pega a la piel y el canto de los pájaros se mezcla con ecos ancestrales, un grupo de científicos y espeleólogos se adentra en un mundo oculto. Armados con machetes, linternas y una buena dosis de curiosidad, exploran los cenotes y cuevas submarinas que salpican la región como portales al inframundo maya. Estos sumideros naturales, formados por el colapso de cámaras de piedra caliza, no solo son paisajes espectaculares: son auténticas cápsulas del tiempo que atesoran claves para descifrar el cambio climático y la evolución del entorno.

La expedición liderada por expertos como José “Pepe” Urbina y Roberto Rojo ha permitido cartografiar miles de kilómetros de galerías subacuáticas, aunque apenas representan el 10% del laberinto total. Entre estalactitas y pasadizos inundados, han encontrado desde vasijas mayas hasta esqueletos humanos y fósiles marinos, testigos mudos de épocas en que Yucatán era un mar poco profundo.

Claves ambientales: los cenotes como termómetro del clima

Los cenotes no solo son sagrados para el pueblo maya; también desempeñan una función vital como acuífero profundo, suministrando agua dulce a millones de habitantes. Su estudio revela cómo el agua de lluvia penetra lentamente en la roca sedimentaria, creando galerías y acumulando fósiles que permiten reconstruir el clima del pasado. Los hallazgos recientes incluyen 22 ejemplares fósiles de animales marinos —peces óseos, tiburones y mantarrayas— en los cenotes Sambulá, San Juan y X-Nabuy. Estos restos demuestran que hace entre 3 y 10 millones de años la península era un mar poco profundo, lo que ayuda a los paleoclimatólogos a entender las fluctuaciones del nivel del mar y la temperatura global.

La roca caliza que compone el suelo yucateco ha sido moldeada por procesos de karstificación, creando uno de los sistemas subterráneos más extensos del planeta. Cuando baja el nivel del mar, las cuevas pierden soporte y sus techos colapsan, generando nuevos cenotes. La interacción entre agua dulce y salada en estos sistemas subterráneos resulta esencial para estudiar las variaciones climáticas y los efectos actuales del calentamiento global.

Impacto humano: turismo, contaminación y salud ambiental

A día de hoy, 12 de septiembre de 2025, los cenotes enfrentan amenazas crecientes: desde proyectos gigantescos como el Tren Maya, que atraviesa delicadas zonas kársticas, hasta la contaminación agrícola e industrial. Los vertidos urbanos y el turismo masivo alteran el ecosistema subterráneo, poniendo en riesgo especies endémicas como el pez “dama blanca”, ciego y sin escamas, adaptado a vivir en la oscuridad absoluta. Su presencia cerca de la superficie fue documentada recientemente por científicos locales, alertando sobre la fragilidad del hábitat ante cambios bruscos en las condiciones ambientales.

La calidad del agua en los cenotes afecta directamente a la salud pública: son fuente única de agua potable para millones. La contaminación puede disparar brotes infecciosos o enfermedades derivadas del contacto con agentes tóxicos o microorganismos resistentes. Además, las alteraciones físicas —como reforzar techos con cemento o abrir nuevas entradas para actividades turísticas— pueden modificar irreversiblemente los patrones hidrológicos locales.

Fósiles que hablan: especies extintas y migraciones humanas

Las exploraciones han revelado fósiles espectaculares: desde dientes de megalodón hasta restos óseos humanos datados en más de 13.000 años. El esqueleto casi completo de la “Mujer de Las Palmas” fue hallado a varios kilómetros bajo tierra, lo que permite a los antropólogos reconstruir rutas migratorias prehistóricas y entender cómo las condiciones climáticas favorecieron o dificultaron el poblamiento americano. Los cenotes son además refugio para especies raras —como peces globo o tiburones tigre— que han sobrevivido cambios extremos gracias a adaptaciones únicas.

Curiosidades científicas: mitos mayas, peces ciegos y tesoros bajo el agua

  • Los mayas consideraban los cenotes portales al inframundo; algunos servían como lugar para rituales sagrados e incluso sacrificios.
  • En una sola expedición pueden encontrarse objetos arqueológicos (cerámica, joyas) junto a fósiles marinos extintos.
  • El sistema Sac Aktun es la cueva submarina más larga del planeta: más de 360 km bajo Tulum.
  • El pez “dama blanca”, endémico y ciego, ha sido avistado cerca de la superficie por primera vez este año; normalmente habita profundidades oscuras.
  • Algunos cenotes poseen aguas tan transparentes que permiten ver hasta 40 metros bajo la superficie… pero otros están teñidos por contaminación o algas tóxicas.
  • La exploración subacuática exige técnicas similares a las empleadas en misiones espaciales; los buzos se comunican con gestos porque cualquier sonido se distorsiona bajo el agua.

En definitiva, las cuevas submarinas de Yucatán son mucho más que paisajes exóticos: constituyen una biblioteca natural donde cada estalactita y cada fósil cuenta una historia sobre el clima terrestre… ¡y alguna anécdota digna de Indiana Jones! Quien sabe si bajo esas aguas turquesa aguarda aún algún secreto capaz de cambiar nuestra visión sobre el futuro ambiental.

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