El negocio de dar palizas en la escuela

El negocio de dar palizas en la escuela


(PD/Agencias).- Los dos chicos de 14 y 15 años, que planearon y grabaron con un teléfono móvil la brutal paliza que el primero de ellos propinó a otro, menor y más débil que él, en la localidad coruñesa de Boiro, ingresaron este viernes en el centro de menores Palavea en La Coruña.

El motivo aducido por el juez para decretar el encierro de los agresores, ha sido la necesidad de «protegerlos». A ellos y a la víctima, que está ahora en manos del psicólogo.

La paliza tuvo lugar el pasado 22 de octubre y llegó a estar colgada en un portal de vídeos de Internet, además de circular por los teléfonos móviles de varios jóvenes de Boiro, uno de los cuales lo puso en manos de la Guardia Civil.

La secuencia de un minuto y 37 segundos recoge puñetazos, empujones y patadas, varios de ellos en la cara y en los costados, de uno de los agresores a otro visiblemente más débil, que apenas acierta a defenderse.

La paliza es coreada por un grupo de chavales, entre ellos el portador del móvil, que animan al agresor a seguir pegando al escolar en el suelo.

En dos ocasiones el atacante increpa a su indefensa víctima: «No vas a volver a tocar a mi hermano» a lo que el chaval replica con la boca ensangrentada: «No, no lo volveré a tocar».

Mientras el resto de jóvenes, que en ningún momento aparecen en imagen, ríen y aplauden cada golpe, sin hacer ademán de defender al menor tendido en el suelo.

El autor de la grabación proclama entre vítores que «el vídeo vale su peso en oro» y llama la atención de los lamentos del agredido con un primer plano de su rostro en el que se ven varios dientes rotos.

Desde la semana pasada, el chaval agredido no ha regresado al colegio Jaime Bames de Noia, donde estudia y su temor ante nuevas agresiones le ha llevado a mudarse a casa de una familiar.

LA PALIZA COMO NEGOCIO

Las imágenes fueron emitidas ayer por algún canal de televisión, lo que provocó las quejas de la Asociación Pro Derechos del Niño y la Niña (Prodeni).

Lo que parece una siniestra moda es en realidad un delito, algo de lo que muchas veces no son conscientes ni los chavales que así actuan ni sus padres. Y aunque quien lo haga sea un crío, puede ser internado en un centro de menores durante el tiempo que el juez considere oportuno.

«Participar en la difusión de un delito o darle publicidad también es delito», recuerda la Fiscalía General del Estado. La diferencia entre la difusión de un video en un medio de comunicación y colgarlo en un portal como YouTube, por ejemplo, es la intención.

«La grabación de las imágenes de la agresión a la joven ecuatoriana en un tren no tienen como objeto la mofa de la víctima ni la publicidad del hecho. En el caso de la paliza al chico de Boiro es claramente de menosprecio y vejación a la víctima», dice la Fiscalía.

La Fiscalía General del Estado emitió hace algo más de un año una instrucción para que «los fiscales inicien procedimientos penales por estos delitos», incluida la difusión de grabaciones, «y no solo se decreten sanciones civiles, como hasta entonces».

Y lo están haciendo. Hace solo unos días el Juzgado de Menores de Lérida condenó a siete alumnos de tercero de ESO de por el trato degradante y humillante a un compañero.

Uno de ellos tendrá que pasar tres recluido en un centro de internamiento.

«Ha habido otras similares en el resto de España pero en Cataluña es la primera. Nos alegramos porque antes una sentencia nasí era impensable», dice Ferrán Barri, psicólogo y presidente de la asociación SOSBullying.

«Cuando se graba una agresión normalmente se hace con alevosía y premeditación. Y aún más cuando se cuelgan las imágenes en internet o incluso, como ha ocurrido en casos, se intentan vender», dice Barri.

«Las penas no son para criminalizar a los menores, sino para reeducarlos. Colgar videos de ese tipo en internet, de forma gratuita y anónima, resulta otra forma de acoso y vejación a la víctima y sirve de inspiración para otros chicos que repiten lo que han visto».

«Las sanciones contra menores se adoptan no tanto en función del hecho que hayan cometido como de sus circunstancias», como la edad o el temor de que pueda ser, a su vez, agredido por los familiares de su víctima, explica Felix Pantoja, ex fiscal de Menores y vocal del Consejo General del poder Judicial.

En el caso de la paliza de Boiro, grabar las imágenes y colgarlas «supone claramente una injuria para la víctima con publicidad, un delito que actua en claro menosprecio del menor agredido». La pena de internamiento «se puede adoptar o no», explica.

«Para los menores no es sistemática excepto en casos muy graves como homicidio o violación».

Ahora, la Guardia Civil busca al conductor de un Mini blanco que presenció la agresión, y a otros dos chicos que no auxiliaron al menor.

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