«El bullying afecta a un 23% de niños entre 2º de Primaria y

(PD).- El experto y responsable de los prestigiosos estudios Cisneros contestó en el chat de Terra sobre uno de los temas sociales más preocupantes del momento, el acoso escolar. ¿Cómo detectarlo? ¿Qué hacer ante el problema? “Más del 60% de los acosadores cometerán al menos un delito antes de los 24 años” asegura Iñaki Piñuel, psicólogo, profesor de la Universidad de Alcalá y director de los estudios Cisneros sobre Acoso Psicológico.

Pregunta de Nikodemus – ¿Qué definición darías de acoso escolar?
Respuesta de Iñaki Piñuel – El fenómeno del “acoso y la violencia escolar” puede definirse como un fenómeno de continuado maltrato psicológico en la escuela que los niños padecen de manera frecuente y reiterativo y que les sitúa en un riesgo de daño severo en cuanto a padecer importantes secuelas psíquicas a medio y largo plazo.
Los tres criterios para establecer un proceso de acoso y violencia escolar son:
1. La existencia de conductas de hostigamiento que el niño refiere contra él por parte de otros, normalmente otros niños y niñas de su entorno escolar.
2. La frecuencia referida como muy frecuente (muchas veces) de esas conductas por parte del niño.
3. La continuidad del proceso referida por el niño durante cierto tiempo. Esto descarta los incidentes puntuales.

Sora – ¿Si alguien me insulta constantemente lo debería considerar como acoso?
R – El insulto habitual y constante sitúa a quien lo padece sea una mujer en el ámbito doméstico, un trabajador en el ámbito laboral, o un niño en el ámbito escolar como víctima de un riesgo por la violencia psicológica perpetrada de manera habitual contra ella. Se trata de verdadero acoso psicológico. No de conductas banales o triviales ante las que quepa mirar a otro lado porque da igual. No da igual. Producen daño psicológico.

Marco-23 – ¿Qué debe hacer un padre que sepa que su hijo es víctima de acoso escolar?
R – De manera inmediata situarse incondicionalmente de su lado. Evitar las dudas persistentes acerca de la versión del niño(normalmente el niño relata la verdad), solicitar de manera inmediata la instrucción del caso por parte de los responsables del centro escolar, dialogar de manera habitual con el niño para ayudarle a expresar su dolor, su rabia, su indefensión. Empezar a formar parte de la solución y no seguir siendo parte del problema.
«Los profesores están hace ya mucho tiempo en una situación límite producida por el abandono generalizado de las tareas educativas por parte de muchos padres que “sueltan” de manera silvestre a sus hijos en las aulas».

Hu – Me gustaría saber, como profesional que trabaja con niños… ¿por qué hay tanto estudio sobre el acoso escolar y tan pocas actividades de sensibilización o proyectos de trabajo directo con los niños?
R – No existen en realidad tantos estudios serios y rigurosos sobre violencia y acoso escolar. Muchos dan definiciones sesadas y reduccionistas de un fenómeno que es mucho más amplio.
Se trata de una materia delicada, amenazante para muchos y que suscita generalmente el síndrome de negación en las autoridades educativas, en los responsables de los centros, en los orientadores, en muchos profesores, y hasta en muchos padres.

La evaluación rigurosa y científica de este fenómeno resulta fundamental para poder posteriormente contrastar la efectividad de esos programas que se dicen eficaces para atajar la violencia y el acoso en las aulas. Sin medida, sin diagnóstico, esas intervenciones carecen de validez para reivindicarse ante la comunidad educativa como reductoras del fenómeno de la violencia escolar.

Triste – ¿Qué puede hacer el psicopedagogo de un instituto cuando hay casos de maltrato escolar? ¿Qué medidas preventivas pueden tomarse? Pienso que los profesores podrían hacer más de lo que hacen, porque ¿acaso es verdad que no se dan cuenta de lo que ocurre?
R – Los profesores están hace ya mucho tiempo en una situación límite producida por el abandono generalizado de las tareas educativas por parte de muchos padres que “sueltan” de manera silvestre a sus hijos en las aulas para que los eduquen integralmente esos profesores.
Muchos de estos profesores ya están dañados e inermes son ya incapaces de actuar como freno. La indefensión ante la violencia hace tiempo que les ha hecho tirar la toalla y simplemente se resignan ante el fenómeno creciente de la violencia entre los niños o de la violencia contra ellos mismos. Es necesario recuperar a la mayor urgencia la autoridad del profesor en el aula dotándole para ello de las herramientas adecuadas.

Living – ¿El acoso escolar es derivado de una mala educación paternal que lleva a la baja autoestima del niño?
R – Muchos niños que maltratan habitualmente a sus compañeros han sido anteriormente víctimas del maltrato muy temprano por parte de sus padres. Otros son víctimas del abandono técnico por padres que, demasiado ocupados en sus profesiones, negocios u ocios “no tienen tiempo” para ocuparse de unos hijos a los que hace mucho tiempo han dejado de prestar atención. Buena parte de esos niños se sienten de repente el objeto de atención por los demás cuando subyugan, dominan, coaccionan, amenazan… a otros niños y de este modo obtienen la atención, el reconocimiento y la fascinación por parte de sus iguales.

Rosa_alicante – Mi hijo sufre acoso siempre por parte del mismo niño, si no recibo respuesta por parte del colegio y los padres ¿dónde mas me puedo dirigir?

R – El colegio debe ser el primer garante de que un niño no sufra violencia ni acoso a manos de otros niños. Es el primero que debe instruir la existencia del acoso hacia el niño. Si esta instancia falla, es recomendable acudir a la Inspección de Educación de la Comunidad Autónoma correspondiente. Si la situación está exponiendo al niño a una situación de grave riesgo para su salud física o psíquica, resulta obligatorio por parte de cualquier profesional que conozca esta situación informar a la fiscalía de menores que deberá adoptar medidas cautelares de protección sobre el menor que está resultando victimizado.

Profesoratoledo – Soy profesora de informática y tengo un alumno que no para de incordiar a los demás, les insulta, les quiere pegar. rompe el material informático y yo no sé que hacer con el ¿algún consejo?
R – Estos maltratadores habituales son un número pequeño respecto al total de los niños (un 3%) , pero significan la mayor interferencia que existe en los centros, provocando situaciones que impiden a la mayoría aprovechar el tiempo disponible para crecer y educarse en los centros educativos. Con ellos es necesario saber marcar desde el principio dónde se encuentra el límite. Si esto no se hace desde el principio, el niño aprende que sus conductas de hostigamiento y maltrato quedan impunes y obtiene de ese modo un reforzamiento que con el tiempo le va a convertir en un maltratador habitual.

Jgalm – ¿Puede derivar el acoso en consecuencias a medio/largo plazo para el ñino?
R – La víctima de acoso escolar suele generar a medio plazo cuadros de Estrés Postraumático Infantil de inicio demorado que, cronificándose, van a dar lugar a cambios permanentes en la personalidad de unos niños que en la edad adulta serán futuras víctimas, mucho más fáciles y vulnerables a otras formas de acoso y violencia que se manifiestan en la vida adulta. Hablamos del maltrato doméstico y del acoso laboral o mobbing.

Mariak – ¿Cómo se detecta un supuesto acoso escolar?
R – La mayor parte de los casos de acoso escolar permanecen clandestinos hasta que el niño presenta los primeros síntomas de cambios conductuales y de daños psicológicos.
Las primeras noticias acerca del posible acoso suelen ser sensaciones de miedo o terror del niño ante la tesitura de tener que regresar al colegio a la vuelta de unas vacaciones, de un puente o del fin de semana. El organismo del niño se revuelve contra el hecho de tener que volver a un centro educativo que se ha transformado para ese niño en un campo de concentración. Es necesario evaluar la existencia de conductas de acoso de manera habitual y sistemática.

Granada – Cuando sufres un acoso escolar (hace ya 18 años que ocurrió), te marca para toda la vida ¿cómo hablas con el niño o niña que sufre acoso en el colegio? Es muy complicado sacar el tema y sobre todo saber cómo se le puede apoyar, ¿la solución es cambiarle de centro?
R – Cambiarle de colegio es desgraciadamente la solución más habitual hasta la fecha, pero es la más injusta y lesiva para la víctima. Cualquier adulto que haya sido víctima de acoso escolar conoce cuán importantes fueron los daños que le generó esa situación y cómo cambió decisivamente sus vidas. En lógica y en justicia deberían ser quienes han ocasionado las conductas violentas contra la víctima quienes debieran abandonar el centro educativo.
Sin embargo, la realidad contrastada de cientos de casos que hemos podido seguir en los últimos años es que quien suele abandonar el centro es la víctima del acoso.

Yoanle – ¿Cuáles son las medidas legales actuales para solucionar un tema con un menor?
R – Depende del tema. No es lo mismo un abuso sexual, un acoso entre iguales o un abuso por parte de un adulto.

«Cualquier niño puede ser en cualquier momento elegido como víctima de la violencia y del acoso en su escuela».
Pepo2 – ¿Qué perfiles suelen tener los acosados y los acosadores?
R – Contrariamente al mito extendido, los acosados no suelen presentar una tipología específica previa. Cualquier niño puede ser en cualquier momento elegido como víctima de la violencia y del acoso en su escuela. Basta simplemente un incidente que desencadene el proceso: una nota extraordinaria, el incorporarse más tarde al centro, el haber cometido un error manifiesto y significativo ante los demás, el llevar un aparato que los demás no llevan o el presentar alguna característica física o psicológica que diferencia al niño de la mayoría. Este incidente va a ser tomado por el instigador del proceso de violencia y acoso escolar como una forma de ir agregando a otros linchadores o acosadores al gang de los que acosan. Con ello se pretende estigmatizar y satanizar a la víctima, señalándola como alguien diferente a nosotros, extraña, rara y que finalmente debido a esto merece nuestra marginación y nuestra violencia.
El perfil de los acosadores es el de niños impulsivo, dominantes y desconfiados que entienden patológicamente la relación con el otro en términos de dominación. Suelen percibir en la relación con el otro un sistemático intento de perjudicarle. Por ello, adoptan posturas autorreferenciales y hasta paranoides con las que reinterpretan cualquier acontecimiento en términos ofensivos para ellos. Un estudio longitudinal señala que más del 60% de ellos cometerán al menos un delito antes de los 24 años.

NEPTUNO – Por todo lo que usted está respondiendo, ¿se podría deducir que el acosador disfruta de cierta impunidad, este factor les refuerza en sus instintos?
R – No se trata de instintos sino de un comportamiento que no ha recibido por parte de nadie del entorno del niño violento la correspondiente reprobación. El niño que se desarrolla en medio de la impunidad de sus comportamientos violentos contra otros termina haciendo de su comportamiento un patrón habitual y sistemático, es decir, se transforma en un depredador social de manera temprana.

Letizia – ¿A qué edades se suelen dar los primeros casos?
R – Hemos encontrado una elevada incidencia de comportamientos violentos y frecuentes entre los alumnos de Primaria. Los niños que sufren a estas edades comportamientos de violencia de manera habitual y sistemática suelen ser los que más trivializan la violencia, entendiéndola como meros conflictos, disputas o situaciones habituales y normales. Buena parte de ellos, en la Secundaria se transforman en los chivos expiatorios o pararrayos de las violencias de la mayoría de su grupo de iguales.
La violencia en primaria es mucho más prevalente y está mucho más indiferenciada. Se trata de un “todos contra todos”. En la Secundaria la situación cambia. Algunos individuos terminan aglutinando en su contra a la mayoría de su grupo de referencia a modo de pararrayos de la violencia de todo el grupo. Son verdaderos chivos expiatorios.

Lordri – ¿Es verdad el dato de que uno de cada cuatro alumnos padece acoso escolar?
R – El diagnóstico «Acoso y violencia escolar» señala y apunta el riesgo que existe para un niño de recibir de manera habitual y sistemática (muy frecuente) comportamientos de violencia psicológica y física bajo forma de: hostigamiento verbal, intimidación, amenazas, coacciones, exclusión, bloqueo social, manipulación, y agresiones. Éstas son las ocho modalidades de comportamientos de riesgo por “Acoso y Violencia escolar” para un niño. Un riesgo cierto que afecta a un 23% de los niños entre 2º de Primaria y 1º de Bachillerato.
Este riesgo se materializa y se comprueba empíricamente en puntuaciones elevadas y significativas entre esos niños en ansiedad, disminución de la autoestima, estrés postraumático, depresión, autodesprecio, somatizaciones etc… Hemos podido establecer correlaciones significativas dentro de los niños expuestos a estas modalidades de violencia con los daños anteriormente referidos, medidos mediante pruebas psicométricas válidas, fiables y tipificadas, esto es escalas que miden el daño.
El peor enemigo en materia de evaluación y prevención de la violencia es la banalización y trivialización que muchas instancias en el mundo de la educación siguen realizando ante este fenómeno. El síndrome de negación institucional suele ser una reacción habitual ante datos sobre violencia y hace que estos no suelan ser bien recibidos por parte de muchas de las autoridades educativas.

El mensaje de Iñaki Piñuel
Pareciera que matando al mensajero se elimina la mala noticia de la violencia en las aulas. Sin embargo, el enemigo a batir no es la verdad que aportan los datos sino la violencia que hace que un número muy significativo aunque minoritario de niños acuda a diario al colegio como alguien que ingresa en un campo de concentración. Un lugar donde el niño espera y anticipa burlas, humillaciones, intentos de ridiculizarlo, coacciones, amenazas y agresiones directas que hacen de su infancia un auténtico calvario. A pesar del intento de echar balones fuera de muchas de las autoridades educativas que se han pronunciado estos días, muchos adultos que estos días han escuchado los datos procedentes de la investigación más extensa y rigurosa jamás realizada en España serán capaces de corroborar la realidad de cómo este tipo de maltrato frecuente y habitual existe entre los niños y es susceptible de producir un quebranto y un sufrimiento a largo plazo entre sus víctimas. Un daño que permanece invisible para muchos pero que es una realidad habitual para las personas más vulnerables e indefensas de nuestra sociedad que son los niños.

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