Araceli Oñate.- La EpC ya ha descarrilado, porque el partido ó el Gobierno regional de turno no pueden, en un Estado de Derecho, utilizar las aulas para imponer su ideología y tunear ó customizar el concepto de ciudadano en 17 modelos autonómicos.
La EpC ya ha descarrilado y el caos organizativo y pedagógico creado por la nueva Religión para la Ciudadanía viene a confirmarlo: Inspectores movilizados contra los disidentes, amenazas y presiones a profesores, padres y alumnos, acusaciones explícitas de “intentar llevar la política a las aulas” y un estado que pretende imponer unos supuestos valores democráticos que hace 30 años venimos disfrutando y transmitiendo.
Conocida la realidad de nuestras aulas, resulta perversa la complacencia con el sistema educativo actual e incomprensible y surrealista que se invoque la reaccionaria EpC y no se hable de prevención, de eficacia y de futuro en la Educación Española, situada en el vagón de cola.
La quiebra social de nuestros adolescentes y el fracaso de las leyes de educación denuncian el absoluto desprecio hacia los derechos fundamentales de niños y niñas a los que se priva de la única forma de promoción social: el conocimiento.
