La sentencia del Supremo expulsa a la INSUMISION a los padres objetores.

(Educador Digital).-Del mismo modo que el movimiento de objetores de conciencia al servicio militar en los años 80 se planteó la INSUMISIÓN como salida a la prepotencia de los Gobiernos de Felipe González y a su falta de sensibilidad respecto a sus derechos fundamentales,la sentencia del Tribunal Supremo abre un camino insospechado hasta ahora para los padres:la posibilidad de tener que recurrir a la insumisión ciudadana.

Esta es una estrategia de desobediencia civil frente a los abusos de los poderosos que consiste en acatar formalmente la ley para no cumplir con las disposiciones injustas, abusivas o que lesionen derechos humanos fundamentales.

El Movimiento de Objetores y su heredero directo, el grupo de objetores insumisos dieron lugar a una dinámica imparable que acabó finalmente con el Servicio Militar obligatorio en España.

La sentencia desfavorable del Supremo respecto al Derecho a objetar contra que se indoctrine a sus hijos desde una ideología determinada por el Estado y el Gobierno de turno respecto a cuestiones fundamentales que afectan a la orientación y educación de sus hijos abre el camino y la posibilidad de declararse INSUMISOS a muchos padres que están dispuestos a «ir hasta el final de sus convicciones éticas, filosóficas, morales o religiosas».

La insumisión fue un movimiento de desobediencia civil que existió en España desde finales de los años 80 hasta la desaparición del servicio militar obligatorio a mediados de los 90 y que inspiró en Europa el desarrollo de otra modalidad de ejercer el derecho fundamental a la objeción de conciencia.

Esta última implica una posición ética radical que llega a sus últimas consecuencias y que, tal y como ocurrió en los años 80 y 90 puede terminar con el ingreso en prisión de aquellos que, en su elección ética decidan ir hasta el final.

El escándalo obvio para cualquier gobierno que se diga progresista de tener que encarcelar a personas que objetan en defensa de derechos fundamentales que debieran reconocerse por defecto, inquieta a los sectores educativos del Gobierno que no quieren ni oir hablar del asunto.

El entorno de la Ministra Cabrera no quiere ni oir hablar del tema. La consigna gubernamental que no se llegue ni a plantear en los medios de comunicación esta cuestión, pues abrir «este melón» podría resultar de enorme riesgo político, situando en el candelero a un colectivo cada vez más concienciado y movilizado como es el de los padres objetores, que empieza a resultar preocupante y a poner en riesgo la tradicional hegemonía de los sectores de izquierdas en la Educación.

La insumisión en España

La negativa a hacer el servicio militar estaba en los años 80 y 90 penada por el código penal militar y formaba parte de la jurisdicción del ejército, siendo la pena mínima para ese delito la de un año de prisión. La negativa a realizar la PSS, invento del Gobierno de Gonzalez para desalentar a objeción de conciencia estaba penada por el código penal ordinario con dos años, cuatro meses y un día de prisión.

En los años ochenta aumentó exponencialmente el número de jóvenes que se negaban a incorporarse a filas o bien que, una vez reconocidos como objetores de conciencia, rehusaban hacer la PSS.

Si la represión contra los insumisos era complicada dado el amplio apoyo social con el que contaban, era aún más difícil cuando debía realizarla la justicia militar, ya que los tribunales militares eran presentados por los antimilitaristas como «juez y parte» y los procesados no habían llegado a formar parte del ejército, con lo cual seguían siendo civiles: el paso de civiles por tribunales y cárceles militares evocaba demasiado la época de Franco.

Así pues, el ejército solicitó al gobierno que le liberara de las tareas de represión de la insumisión, lo cual se llevó a cabo haciendo que los insumisos a la mili fueran juzgados por tribunales ordinarios. Al principio aplicando el código militar y más tarde un código penal reformado que incluía el delito de negativa a hacer el servicio militar, con una pena aumentada para equipararla a la que se aplicaba a los insumisos a la PSS.

La insumisión fue un movimiento que no logró ser capitalizado por ninguna formación política.

En las principales ciudades existían asambleas de insumisos y en torno a éstos se formaban grupos de apoyo que se coordinaban entre sí en diferentes foros antimilitaristas. Y la insumisión abolió el servicio militar obligatorio.

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