(PD).- Profesores y sindicatos coinciden en que el problema de la enseñanza en España se resolverá cuando se acometa una reforma profunda del modelo educativo.
El anuncio realizado el martes por la secretaria de Estado de Educación y Formación Profesional, Eva Almunia, sobre la creación de un curso puente para los alumnos de primero de Bachillerato que hayan suspendido tres o cuatro asignaturas no ha dejado indiferente a nadie y ha recibido importantes críticas por resultar inadecuado o improvisado.
Explica V. Moreno en Expansión que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aseguró ayer que la medida aprobada sólo pretende garantizar la “flexibilidad del sistema educativo y el esfuerzo de los estudiantes para mejorar y progresar”.
Gabilondo subrayó que, “además, se pretende cumplir la disposición del Tribunal Supremo sobre el Bachillerato”, que impedía pasar de primer curso a segundo con tres o cuatro suspensos.
Frente a la autosatisfación del titular de Educación, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, explicó que la opción planteada por el Gobierno “no tiene ningún sentido”, y señaló que lo que habría que hacer es “exigir más, cambiar algunas cosas en las aulas, darle más autoridad al profesor y hablar a los niños desde pequeños de trabajo, mérito y esfuerzo porque después, lo que se van a encontrar en la vida, no es tan fácil”.
El líder de la oposición aseguró que no cabe duda de que el modelo educativo español “necesita un cambio, pero tiene que volver a los niveles de exigencia de hace años. En España se ha resuelto el problema cuantitativo, es decir, que todo el mundo pueda acceder a la educación, pero aún queda por resolver el problema de la calidad”.
A favor y en contra
El Sindicato Independiente de profesores ANPE tachó ayer de improvisadas las medidas adoptadas ayer por el Ministerio de Educación. “De nuevo nos encontramos con decisiones sobre el sistema educativo que parecen fruto de la improvisación y para las que no se consulta al profesorado”, explicaron desde la ANPE.
En opinión del sindicato, “ha llegado el momento de reconocer que la verdadera reforma educativa en España está por hacer, que es imprescindible profundizar en las materias instrumentales en la enseñanza Primaria, volver a diseñar la Secundaria de manera que responda a las necesidades reales de los alumnos, prestigiar la Formación Profesional y establecer ya de una vez un Bachillerato de tres años que prepare seriamente para abordar la enseñanza universitaria”.
La Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) también criticó las medidas y destacó que “la opción de dar varias alternativas a los estudiantes puede plantear serias dudas a los alumnos”.
La CECE sólo reconoció como válida la segunda opción –repetir el curso entero con posibilidad de mejorar la calificación de las ya aprobadas– para “permitir que los alumnos puedan asistir a todas las clases pudiendo así reforzar los conocimientos adquiridos”, aseguró la patronal en un comunicado.
La CECE también advirtió de que “el centro ostenta la responsabilidad civil del alumno durante el tiempo que permanece en el recinto, por lo que se plantea la cuestión de a quién corresponderá esta responsabilidad durante las horas que el estudiante se ausente del centro escolar al no tener que acudir a las asignaturas superadas”.
Freno al fracaso
Pero no todo son críticas para el Gobierno y la decisión del Ministerio de Educación en acuerdo con las Comunidades Autónomas. El presidente de la Confederación Española de Madres y Padres de Alumnos (Ceapa), Pedro Rascón, expresó su satisfacción por la solución adoptada por la Comisión General de Educación para flexibilizar el bachillerato, ya que considera que la nueva medida conseguirá “frenar definitivamente el fracaso escolar”.
Rascón recordó que uno de los puntos del acuerdo –en concreto, el que habla de la posibilidad de matricularse sólo de las materias suspensas y reforzar con otras que el profesorado considere– “responde justamente a la propuesta que nosotros habíamos hecho al ministerio”.
