Han tardado dos años en llegar a un acuerdo, que ha sido bautizado como Milleys Differentiated Homework Plan
Shelli y Tom Milley, dos abogados canadienses, se habían cansado de enfrentarse cada tarde a los deberes de sus hijos.
Ambos consideran que esas tareas no ayudan a la formación académica de los niños, y que lo correcto es que ese trabajo se haga dentro del horario escolar, y no en «un segundo turno» en casa.
Por ello decidieron llevar el asunto a términos legales y, finalmente, han conseguido que sus hijos queden exentos del ‘suplicio’ cotidiano de las tareas escolares.
«Era una batalla constante. Es duro verles llorar delante de los problemas de matemáticas. Están cansados y, de hecho, no deberían estar haciendo un segundo turno».
Son padres de tres hijos, y tras los duros años de escuela del mayor, Jay, de 18 años, decidieron que con sus hermanos pequeños, Spencer y Brittany, de 11 y 10 años, las cosas iban a ser distintas.
Su condición de abogados les llevó, además, a hacer el caso público. Viven en Calgary, Alberta.
Según la información de The Guardian -«Canadian parents win legal battle against homework«-, han tardado dos años en llegar a un acuerdo, que ha sido bautizado como ‘Milleys’ Differentiated Homework Plan’ (algo a sí como, ‘El Diferenciado Plan de deberes de los Milley’), según el cual sus hijos no tendrán que hacer nunca más los deberes de la escuela en casa.
El plan, de dos hojas de extensión, ha sido firmado por los niños, los padres y los profesores, y estipula que «los deberes no serán usados como forma de evaluación para sus hijos».
A cambio, los niños tendrán que hacer el trabajo en clase, tendrán que acudir al aula suficientemente preparados y tendrán que estudiar para los exámenes. En su casa, sí tendrán que leer diariamente y que practicar con los instrumentos musicales.