Una potentísima arma arrojadiza de confrontación política

La Educación como arma de futuro

Un 30% de fracaso escolar en la ESO y un altísimo índice de abandono antes de los 16 años

El PP propone un sistema educativo sustentado en principios que favorezcan las vertebración nacional

Cumpliendo con el rito y la tradición, en un día como hoy, a las puertas de un nuevo año, lo lógico sería escribir un artículo cargado de deseos, de buenos propósitos que se diluyen a medida que chocamos con la cruda realidad, pero que disfrutamos el tiempo que tardamos en imaginarlos.

Si los deseos se refieren a nuestro país todos, sin excepción, pediríamos que los brotes verdes florezcan en el 2010 y que la crisis desaparezca de nuestras vidas abriendo paso a tiempos mejores sin lunes al sol.

Pero el deseo choca con la realidad y mucho me temo que esa deseada primavera ni está ni se la espera.

Tal vez por eso y para no caer en la melancolía he pensado en un deseo factible y posible que además es un arma de futuro: la Educación.

Desgraciadamente durante demasiado tiempo la Educación se ha convertido en nuestro país en una potentísima arma arrojadiza de confrontación política, que los partidos -nacionalistas o no- han utilizado a su antojo con unos resultados catastróficos para todos.

Por eso en el 2010 y ya que el ministro Gabilondo parece decidido a dar un paso de gigante en este tema sería un año importante y, para recordar, si finalmente se consigue un gran pacto PSOE-PP que, de una vez por todas, ponga el cascabel al gato.

Está claro que el camino más razonable es dejar a un lado los aspectos ideológicos y centrarse en poner remedio a ese mal, por el cual tenemos un 30 por ciento de fracaso escolar en la ESO y un altísimo índice de abandono de los estudios antes de los 16 años.

Lo importante es hacer un diagnóstico común y en este sentido el PSOE debe de olvidar el sectarismo del que ha hecho gala siempre que se ha planteado el asunto.

El PP propone un sistema educativo sustentado en principios que favorezcan las vertebración nacional y un modelo donde se reconozca la libertad de elección de los padres, la autoridad del profesor, el reconocimiento del esfuerzo individual y el ofrecimiento de alternativas que eviten el abandono escolar.

A esto se le pueden poner los matices que se quiera pero la música suena bien y ahora es cuestión de que entre todos ahormen una buena letra.

España se merece una buena Educación y nuestros jóvenes poder competir en términos de igualdad con los mejores de Europa.

Ojalá el 2010 al menos nos traiga eso y que este deseo no choque con la cruda realidad.

 

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