Bibiana calla. Bibiana está muda. Nació para ser ministra; ahijada de Manuel Chaves e hija del alcalde de Alcalá de los Gazules, la crearon un ministerio a su medida, inservible, absurdo, gravoso y, según dicen los pobres beatos progres, ideológico.
Hasta ahora ha sido un Ministerio para promover el asesinato de españoles en el vientre de sus madres, para diezmar la población autóctona.
Bibiana calla. Bibiana está mudita. Tendría la oportunidad de servir para algo, de no ser la nulidad existencial que es. Podría defender, por una vez, y sin que sirva de precedente, la dignidad de las mujeres. Podría elevar su voz atimplada y flamenca para oponerse a la sumisión, a la vejación femenina del velo islámico (ese que tanto gusta de lucir la vicevogue).
Pero calla, enmudece (Mahoma consideraba a los sordomudos inferiores y execrables), cómplice en su ignorancia de lo que representa la esencial inferioridad de la mujer para los islamistas y esa cárcel de la mente que el velo es y proclama.
No se puede abjurar libremente de la libertad. No se puede libremente ser esclavo. El argumento de la adolescente musulmana de Pozuelo es inconsistente, es una falacia. Al margen del sospechoso protagonismo de su padre, de su militancia radical y de su talibanismo impúdico, lo que sugiere presiones e imposiciones. Nada nuevo bajo la media luna islámica. Es islamismo –fomentador del crimen- es una opresión continua contra la mujer, inferior en todo al varón. Ha de heredar la mitad que el varón, su testimonio vale la mitad y si sólo hay testimonio de mujeres, no valen nada. El Corán manda pegar a la esposa con sólo temer la desobediencia.
El velo no es un símbolo religioso. Es una simple y burda imposición machista.
Se trata de excluir y de someter, de vejar. Es, ni más ni menos, la argolla de los antiguos esclavos.
Y Bibiana calla porque el socialismo decadente y saqueador ha situado a los musulmanes como su grupo mascota: con nuestro dinero les construyen sus mezquitas y les financian su natalidad. El degenerado socialismo ha devenido en caballo de Troya de la islamización de España, lo que de seguro les va a costar muy caro ya en las elecciones catalanas.
Frente al silencio clamoroso de Bibiana se ha levantado la voz enérgica de Esperanza Aguirre. La decisión de no ceder del Consejo Escolar y de la Comunidad de Madrid es elogiable y cuenta con todo mi apoyo. Pero no se trata de una mera cuestión administrativa, ni de solo respeto a las normas del colegio. Estamos ante una cuestión de fondo. Ante una de esas cuestiones nucleares que diferencian la civilización de la barbarie, la libertad de la esclavitud.
Hemos nacido y crecido en una sociedad abierta, como hombres y mujeres libres, y los islámicos, a los que tontamente subvencionamos, pero se va a acabar, no nos van a imponer sus delirantes costumbres liberticidas, no nos van a llevar –entre el terror y la patraña- a sus sociedades, degradantes para la condición humana. Quien quiera imponer o sufrir la sumisión, debe abandonar España; la familia de la adolescentes de Pozuelo, la primera de la lista; ya está tardando.
Por ello, la Comunidad de Madrid, sin circunloquios, debe prohibir el uso del velo en todos los colegios públicos, concertados y privados. En todos. Ya está tardando.