La Iglesia chilena se ha ofrecido a mediar en el conflicto que enfrenta al movimiento estudiantil con el Gobierno –«siempre y cuando los jóvenes les hagan un llamado formal»–, mientras que ha señalado que el país «no puede avanzar bajo presiones ni represión».
La Conferencia Episcopal dice estar de acuerdo con las propuestas de estudiantes y profesores, pero entiende que sus iniciativas no son incompatibles con la reanudación de las clases «por el bien de los alumnos, sus familias, los centros educativos y el país», recoge ‘El Mercurio’ en su edición digital.
«El país no puede avanzar bajo presiones ni represión, tampoco bajo amenazas ni provocaciones. En esta hora de decisiones, la instalación del diálogo es la clave para valorizar con objetividad demandas y propuestas», ha declarado el obispo de Valdivia, Ignacio Ducasse, en representación del Comité Permanente del Episcopado. Este órgano cree que es preciso que ambas partes cedan en sus posicionamientos.
Los religiosos dicen que los altercados en las marchas estudiantiles les recuerda a la «violencia política de épocas pasadas», como la dictadura de Augusto Pinochet (1974-1990) y que las manifestaciones sociales «son la expresión de un creciente malestar social que, entre otros factores, se explica por modelos estructurales basados más en la codicia y la ganancia ilimitada».
En otro orden de cosas el portavoz de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, ha aclarado que los colegios particulares subvencionados –a cargo de órdenes religiosas– no tienen ganancias. «Y si se gana algo es después reinvertido en profesores, en mejorar la infraestructura del establecimiento», ha puntualizado.
