Insuflaba curiosidad a la clase y sus alumnos presentaban verdades atesoradas en sus manos como luciérnagas capturadas. Fue despedido porque no enseñaba las cosas importantes
Un manual que nos demuestra que no existen casos perdidos en la educación y que el fracaso escolar es una consecuencia, en la mayoría de los casos, de la falta de paciencia o compromiso por parte de aquellos que tienen que estimular el inconmensurable potencial de la mente humana. Fernando Alberca, especialista en dirección de centros educativos, sostiene que «todos somos tan listos como para que el alumno más torpe sea sobresaliente».
En Todos los niños pueden ser como Einstein (Ed. Toromítico), Alberca toma como ejemplo al genio alemán que en su niñez fue rechazado por sus profesores de la escuela y considerado por su propia madre como un niño con cierto retraso. Y cuenta como con la motivación, la confianza y el cariño que encontró en una serie de personas aquel niño pudo revolucionar el modo en que veíamos el mundo.
En esta entrevista en Periodista Digital, Fernando Alberca explica que no existen los niños listos sino que «se hacen listos». Para ello se necesita que tanto en casa como en la escuela se estimule al niño para que desarrolle al máximo su potencial.
Luego se dan contradicciones como que todavía hoy cuando un profesor logra despertar en los alumnos el interés por aprender de forma creativa dura poco en su trabajos. Esto lo cuenta Fernando Alberca en su libro apoyándose en una famosas cita de John Steinbeck
«Insuflaba curiosidad a la clase y sus alumnos presentaban verdades atesoradas en sus manos como luciérnagas capturadas. Fue despedido porque no enseñaba las cosas importantes».
Durante la entrevista, Alberca explica que
«Cuando se enseña a los alumnos a hacerse preguntas nuevas y a responder de forma diferente surge la magia entre el niño y el profesor. Entonces llega alguien de la dirección del colegio al que el proceso de aprendizaje le parece desordenado y le echan.»
«La educación está predominada por lo ordenado, lo organizado, la lógica, la separación del saber en asignaturas… La educación está pensando para el hemisferio izquierdo del cerebro. Y así el sistema escupe a algunos profesores que también se preocupan de las cualidades del hemisferio derecho».
«Eisntein usó el hemisferio el hemisferio derecho para resolver problemas del hemisferio derecho».
Con esto concluye, tristemente, que a la sociedad le asustan los librepensadores.
«A los que son más inseguros y creen que no pueden conseguir las cosas por su propio mérito les interesa que los demás no piensen. (…) Éstos son mayoría porque hecho que lo sean.»
IMAGEN ACTUAL DEL PROFESORADO
Pero antes de llegar a ese estadio en que la educación estimule también desde fuera de lo predefino, Fernando Alberca lamenta que hoy el profesor no está apoyado por la sociedad y se sienta muy sólo.
«A los docentes se nos ha visto una cara en los medios de comunicación que no se corresponde con la realidad. Y para que el profesor lo haga bien tiene que tener prestigio.»
«Es verdad que al profesor le motiva el dinero, como a todo ser humano. Pero, además, le motiva el prestigio de esa labor tan importante que hace. Y eso, hace años que no lo hemos cuidado.»
Por eso, según Alberca, la primera medida para mejorar el sistema educativo sería poner en práctica acciones para que el profesorado gane en prestigio.
«Nos estamos jugando más de lo que la gente puede imaginar. No es sólo una cuestión de informes internacionales. Nos jugamos la felicidad y el bienestar económico y cultural de la sociedad.»