La metodología de la enseñanza de adultos no ha tenido una reflexión especial; sólo se han adaptado los planes de estudio, pero poco más
Septiembre de 2008. Quiebra Lehman Brothers y colapsa el sistema financiero hasta hoy. Comienza la gran crisis y alcanza a España con 2.598.800 personas registradas en el tercer trimestre de ese año en el paro, según la Encuesta de Población Activa (EPA).
De ellos, el 81,6% (2.122.300) no tenían siquiera el título de la ESO. La EPA dice que ahora mismo hay 4.978.300 desempleados.
De ellos, 3.029.200 carecen de la titulación básica. Son un 60% de trabajadores atrapados en un callejón que sólo tiene una salida: la mejora de su propia formación.
Los parados sin formación eran el 80% del total en 2008. La reducción de ese porcentaje al 60% actual significa que los desempleados universitarios también se han disparado.
De los 476.500 licenciados sin trabajo registrados en 2008 se ha pasado a 1.013.100 actual.Ha aumentado y mucho el número de adultos que decide ponerse a estudias.
Pero, como explica Diego Barcala en ‘Publico’, el mayor problema al que se enfrentan los centros de educación para adultos es el absentismo.
En el CEPA Moncloa, en Madrid, más de la mitad del alumnado no termina sus estudios. Consigue acabar con éxito aproximadamente un 25% de los alumnos que se matriculan.