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Debe de ir con el oficio. El caso es los rectores de las universidades públicas se han convertido en agentes coadyuvantes de las protestas.
Cargan contra el Gobierno Rajoy para hacerse los simpaticotes ante los alumnos y hasta plantan al ministro Wert, pero todos, sin excepción, se han apresurado a conrar las dietas de su viaje hasta el ministerio.
El desencuentro entre los rectores de las 79 universidades españolas y el ministro de Educación, José Ignacio Wert, no pudo ser este 23 de mayo de 2012 más evidente.
A las 16:00 horas estaba convocada una reunión del Consejo de Universidades, que reúne al ministro con los rectores.
Sin embargo, a esa hora, ninguno de ellos apareció a la cita prevista en la sede del Consejo Escolar del Estado, (en la madrileña calle San Bernardo), aunque el ministro aguardaba desde las 15:50 horas.
Los rectores habían amenazado por la mañana con plantar a Wert, pero ultimaron su decisión en la comida que organizaron en la Biblioteca de la Complutense (en la calle Noviciado).
Tres cuartos de hora después de la hora prevista, apareció la presidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Adelaida de la Calle, para confirmar al ministro que no pensaban acudir a la reunión.
Los rectores estaban muy molestos porque querían que en el orden del día de la reunión se tratasen los recortes contra los que este 23 de mayo se manifestaron miles de personas en toda España y, en cambio, el punto principal de la reunión fijada por el Ministerio era el decreto que regula el nuevo umbral para la concesión de becas a los estudiantes, además del nuevo real decreto que regula el aplazamiento de la prueba oral de inglés en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
Es decir, «asuntos de trámite», para De la Calle.
La presidenta de la CRUE, que en varias ocasiones ha quejado de que ni siquiera se reconozca públicamente la labor del profesorado universitario por el Gobierno, calificó de «falta de respeto y de atención a toda la comunidad universitaria» que no se haya atendido su petición.
Lo que supone, a su juicio, «un incumplimiento del reglamento del Consejo de Universidades».
Ante la falta de entendimiento con Wert, los rectores remataron su golpe de efecto solicitando reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El ministro de Educación apareció puntual a la cita y no ocultó su «infinita sorpresa» por la surrealista situación. Se mostró abierto al diálogo, «pero no a la negociación».
Porque sobre la petición de los rectores de debatir medidas de ajuste, éstos «deben entender que los decretos-leyes los aprueba el Gobierno y los convalida el Parlamento».
Fue más allá e incluso se preguntó si los rectores son conscientes de los problemas del país y si están a la altura de la situación con su comportamiento que «en ningún caso se justifica» frente a la «actitud de diálogo y disponibilidad del Ministerio», informa Efe.
Wert lamentó que ningún rector, hasta ese momento, se hubiera quejado del orden del día.
«No estoy para chantajes».
Hace algunas semanas el ministro mantuvo una reunión con la presidenta de los rectores para tratar los recortes que afectan a la universidad, según fuentes de Educación.
El ministro dijo que De la Calle le hizo «un planteamiento incomprensible en términos jurídicos sobre un supuesto compromiso» para la convocatoria del Consejo de Universidades.
La cuestión es que el hecho de que los rectores no acudieran a la reunión prevista tiene sus consecuencias.
Se paraliza la aprobación del decreto que regula el nuevo umbral de becas para los universitarios que estaba previsto que entrara en vigor el próximo curso y que se debería haber aprobado en la reunión prevista para este miércoles.
COCHES DE LUJO
En la puerta de la reunión, el alarde de medios de locomoción de los rectores asistentes harían palidecer de envidia a cualquier cuidadano y, tal vez a muchos de los que participan en las protestas estudiantiles.
No parece que los recortes económicos hayan llegado hasta los coches de los que rigen las Universidades, a tenor de los medios de locomoción. Profusión de Audi, BMW y otros coches de alta gama.
Se ve que les gustan las marcas alemanas, aunque alguno utiliza Opel, de un modelo ya fuera de producción. Y también los hay monovolúmenes, para poder viajar en los fines de semana con toda la familia.
Eso si, en la versión mas cara y de chasis alargado, la denominada Gran Picasso. Ninguno de ellos son coches ecológicos, de tecnología híbrida o poco contaminante.
En tráfico urbano, todos sobrepasan los diez litros a los cien kilómetros. Y sólo el coste del seguro obligatorio es muy superior a dinero asignado a una beca anual.