Eso significa que estos padres, a las 9 o las 10 de la mañana, no sabían dónde estaban sus hijas, de 17, 18 o 19 años
No sólo Salvador Sostres piensa así, pero es el único periodista que se atreve a escribirlo. El columnista del diario ‘El Mundo’ diserta este sábado, acerca de la tragedia ocurrida el 1 de noviembre de 2012, durante las juergas de Halloween, en el Madrid Arena.
Con el fallecimiento de una niña este 3 de noviembre, son ya cuatro las jóvenes muertas, debido a la tremnda montonera que produjo en uno de los pasillos interiores del reciento una avalancha humana.
El barcelonés pone el ejemplo de su suegro, quien años atrás impidió a su mujer, aún en etapa adolescente, acudir a un concierto de Bruce Springsteen.
«¿Esta es la clase de gente con la que te quieres mezclar, hija mía?», preguntó, según él, el padre de la que sería su esposa, tratando de hacer razonar a la muchacha y desistir de su intención de ir al evento.
«Tan admirable golpe de timón contrasta con la cantidad de padres que, al enterarse de la tragedia del Madrid Arena, llamaron al teléfono de emergencia o al tanatorio para saber si su hija había sido una de las tristemente fallecidas. Eso significa que estos padres, a las 9 o las 10 de la mañana, no sabían dónde estaban sus hijas, de 17, 18 o 19 años. Y que habían podido dormir tranquilamente no sabiéndolo».
«Pronto conoceremos el conjunto de negligencias que hicieron posible la tragedia, pero la primera y definitiva negligencia fue paterna».
Sostres alaba la labor de su suegro, debido a que «educar es reprimir y decir que no».
Finaliza su artículo asegurando que la civilización se basa en la transmisión de pautas y valores y en mantener el rumbo cierto.
«De lo contrario, sin vínculos, sin lecciones fundamentales, ni la fe de nuestros padres, sólo queda lo selvático y barbarie. Y claro, luego pasa lo que pasa».