El titular de Educación tuvo que capear la embestida de la diputada socialista Carmen Montón, que centró su intervención en atacar directamente a la persona del ministro
El ministro Wert rebajará la nota del 6,5 prevista como requisito académico en el borrador del decreto de becas, hasta dejarla probablemente en un 5,5, pero sólo para acceder a la exención de las tasas universitarias.
Es decir, que Educación mantendrá para el resto de ayudas que supongan un aporte de dinero al estudiante por parte de las arcas públicas el mínimo del 6,5.
Esta posibilidad, que el departamento que dirige José Ignacio Wert analiza contrarreloj para poder enviar el texto definitivo este viernes, 28 de junio de 2013, al Consejo de Estado, parte de una propuesta que el secretario de Universidades de Cataluña, Antoni Castellà, habría planteado el pasado martes en la reunión del ministro con los representantes autonómicos.
Castellà se limitaba este miércoles a señalar que CiU y ERC han pactado que el Govern pague la beca a los cerca de 3.000 alumnos que puedan quedar excluidos si finalmente se mantiene la nota mínima del 6,5 para poder acceder a una beca general, informa Esther Armora.
En todo caso, el Ministerio planteará este jueves la posibilidad de rebajar la nota para la exención de tasas en una nueva reunión con los rectores, así como en un encuentro con el Consejo de Estudiantes Universitario del Estado.
Relación entre nota y abandono
El Ministerio quiso dejar claro ayer en el Congreso de los Diputados que la elección del 6,5 como nota mínima para obtener una beca universitaria (frente al 5,5 actual) no fue arbitraria.
Para ello esgrimió una serie de datos que ponen de manifiesto cómo las posibilidades de que un estudiante concluya sus estudios aumentan de forma notable en aquellos alumnos que obtuvieron al menos esa calificación en la prueba de acceso.
De acuerdo con los datos que barajó Educación para elaborar el borrador, de los estudiantes procedentes del Bachillerato que habían obtenido entre un 5 y un 6,5 en el curso 2009-2010, un 17,54% abandonaron la carrera en el primer año. En cambio, esta proporción se reduce al 10,91% en los que obtuvieron entre un 6,5 y un 7,5.
Según la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, se observa «una correlación directa entre la nota obtenida en la prueba de acceso a la universidad y las tasas de abandono en primer y segundo año y de estudiantes que llegan a graduarse», siendo las diferencias especialmente relevantes a partir de ese 6,5 previsto en el anteproyecto.
De hecho, la mitad de los estudiantes que abandona los estudios antes de graduarse accedió a la universidad con una nota inferior, señaló.
En este sentido, la diferencia en abandono en el primer año entre quienes obtuvieron de 5 a 5,5 y quienes sacaron entre un 5,5 y un 6,5 es de sólo tres puntos, mientras entre éstos últimos y los que accedieron con entre un 6,5 y un 7,5 es de seis puntos.
De ahí en adelante, «las diferencias vuelven a ser mucho menores hasta la tasa de abandono de un 7,58% de los que obtuvieron más de un 8,5», explicó ayer Gomendio ante los miembros de la Comisión de Educación del Congreso.
La situación es «muy similar» entre los estudiantes que llegan a cursar un segundo año en titulaciones de grado, indicó.
Aquí se observa una diferencia de nueve puntos entre los que acceden con notas inferiores al 6,5 y los que lo hacen con notas entre el 6,5 y el 8, pero de sólo de 3,5 puntos entre éstos últimos y los que acceden con notas entre 8 y 10.
Tras la remisión del texto definitivo al Consejo de Estado, el Ministerio prevé que a finales de julio lo apruebe el Consejo de Ministros. Entre tanto, las críticas continuaron este 26 de junio de 2013.
Rifirrafe en el Congreso
La sesión de control en el Congreso no fue fácil para Wert. El titular de Educación tuvo que capear la embestida de la diputada socialista Carmen Montón, que centró su intervención en atacar directamente a la persona del ministro.
Aún más combativa de lo habitual, dirigió todo un compendio de afrentas al ministro, empezando por la consabida alusión al régimen de Franco, presente en la mayoría de sus discursos:
«Quiere hacer retroceder al país a los modelos educativos y pedagógicos franquistas», le criticó antes de acusarle de «estar destrozando el sistema educativo» al ser «clasista», «machista», y «homófobo».
Wert intentó no entrar en la provocación. Arrancó agradeciéndole con sorna todas sus «amables consideraciones», pero no pudo evitar cerrar su intervención devolviéndole el golpe.
«¿Sabe cuál me parece una competencia de extraordinaria importancia? La adquisición de hábitos de argumentación, de diálogo, de tolerancia, de respeto mutuo, exactamente lo contrario de su intervención, caprichosa, gratuita, totalmente carente de fundamento y basada en el prejuicio, en el a priori y en la ideología»