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Muchos españoles tenemos un apellido de origen judío: ¿quieres saber si el tuyo lo es?

Son nuestras raíces. Los sefardíes son los descendientes de los judíos que vivieron en la Península Ibérica hasta 1492, y que están ligados a la cultura hispánica mediante la lengua y la tradición.

La palabra “sefardí” es una derivativa de la palabra en hebreo “Sefarad”, que hace referencia a España y que originalmente significaba Lejísimos.

Los judíos ya estaban en la Península Ibérica allá por el siglo 1º D.C.

En la Epístola a los romanos, Pablo de Tarso manifiesta su intención de ir a Hispania a predicar el evangelio (Romanos 15:24-28), lo cual podría ser un indicio de que existían entonces allí comunidades judías.

Los judíos desarrollaron prósperas comunidades en la mayor parte de las ciudades españolas. Destacan las comunidades de las ciudades de Toledo, Burgos, Sevilla, Córdoba, Jaén, Ávila, Granada, León, Segovia, Soria y Calahorra.

En la Corona de Aragón, las comunidades (o Calls) de Zaragoza, Gerona, Barcelona, Tarragona, Valencia, Vitoria y Palma de Mallorca se encuentran entre las más prominentes.

Algunas poblaciones, como Lucena, Hervás, Ribadavia, Ocaña y Guadalajara, estaban habitadas principalmente por judíos.

De hecho, Lucena estuvo habitada exclusivamente por judíos durante siglos en la Edad Media.

En Portugal, de donde muchas ilustres familias sefardíes son originarias, se desarrollaron comunidades activas en las ciudades de Lisboa, Évora, Beja y en la región de Trás-os-Montes.

Expulsión de los judíos de España

La Reconquista paulatina de la Península Ibérica por parte de los Reinos Cristianos propició, de nueva cuenta, un ambiente de tensión con relación a los judíos, que siguieron desarrollando la mayoría de las actividades financieras.

La situación resultó muy provechosa, para algunas familias inclusive, ya que alcanzaron prestigio y favor a los ojos de los reyes cristianos, conservando sus antiguos privilegios.

Es interesante recalcar el hecho de que la Corona de Aragón protegió a muchas familias hebreas durante los años de la Reconquista, mientras que numerosas familias nobles catalanas y aragonesas emparentaron con frecuencia con los judíos, con el fin de incrementar fortunas o condonar deudas con sus acreedores hebreos.

El proceso de la Reconquista implicaba la uniformidad religiosa para poder asegurar una verdadera unidad política y social. La unidad política, mediante el matrimonio de los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, llevó a la solicitud del establecimiento en España del Tribunal del Santo Oficio, mejor conocido como la Inquisición.

En el año de 1478, el Papa Sixto V aprobó su establecimiento en la Península Ibérica y en sus posesiones del Mediterráneo. Como primer Inquisidor General, se nombró al dominico Tomás de Torquemada, confesor personal de la reina de Castilla y hombre fundamental en la expulsión de los judíos de España.

Fuentes históricas citan la labor de convencimiento que Torquemada hizo al rey católico.

El Inquisidor entró, durante una audiencia que sostenía Fernando de Aragón con los sefardíes, con un crucifijo en la mano y arrodillándose ante el rey pronunció: Judas Iscariote traicionó a Cristo por treinta denarios, y vosotros queréis ahora venderlo por treinta mil. Aquí está él, tomadlo y vendedlo. (Sevilla Sefardí, 2006)

Tras la toma de la ciudad de Granada, en manos del caudillo moro Boabdil, en 1492, se firma el Edicto de la Alhambra en el que se pide, o la conversión de los judíos españoles al cristianismo, o su salida definitiva del territorio en un plazo de tres meses. Famosa es la intervención de un judío ilustrísimo y de familia noble, tesorero personal de los Reyes Católicos, Don Isaac Abravanel, quien les solicitó la reconsideración de tal disposición.

Los Reyes Católicos ofrecieron a Abravanel y a su familia garantías y protección. Sin embargo, salió junto con sus compatriotas al exilio. Abravanel se cuenta hoy entre los nombres de quienes gestionaron el apoyo financiero a la expedición de Cristóbal Colón.

Los sefardíes se repartieron entonces por varios países. Algunos se establecieron en el sur de Francia, en las ciudades de Bayona y San Juan de Luz. Otros fueron a Portugal primero, de donde no fueron expulsados, sino convertidos al cristianismo, a diferencia de los que habitaban en las coronas españolas, dirigiéndose una proporción de hebreos a países como Holanda y las ciudades hanseáticas del norte de Alemania, como Bremen o Hamburgo.

Algunos más se esparcieron en los reinos moros de Marruecos o incluso Siria, mientras que una pequeña fracción de ellos se establecieron en países como Dinamarca, Suiza o Italia. Muchos sefardíes permanecieron en España bajo una supuesta apariencia cristiana (marranos) y posteriormente se trasladaron a algunas islas del Caribe o incluso a Brasil, Perú y México, donde muchos de ellos participaron en las campañas conquistadoras y expansionistas de España y Portugal.

Es indudable que hay muchos apellidos españoles con ascendencia judía.

Tener un apellido de origen judío no implica ni es garantía de tener ascendencia judía, pero te facilitamos aquí una lista, que te puede dar alguna pista.

Son solo algunos de los apellidos más conocidos y populares por orden alfabético:

  • A: Abad, Abel, Abellán, Abril, Acevedo, Acosta, Aguilar, Aguilera, Aguirre, Ahumada, Alarcón, Alba, Alcázar, Aldana, Alfonso, Almeida, Alonso, Álvarez, Amado, Amaya, Amor, Angulo, Antón, Aragón, Arroyo, Augusto.
  • B: Báez, Ballesteros, Baños, Bermúdez, Bejarano, Becerra, Bernardo, Borbón, Bravo, Burgos, Bustillo.
  • C: Cabral, Caballero, Cabrera, Carbonell, Castellano, Cortés, Cuesta, Cuéllar, Cuenca.
  • D: Domínguez, Díaz, Díez, Domingo, Duque, Dueñas, De La Paz, De La Torre, De La Peña.
  • E: Echeverría, Escalante, Escudero, Estévez.
  • F: Fabián, Fajardo, Falcón, Fidalgo, Flores, Fonseca.
  • G: Gaitán, Gálvez, Gámez, Gaspar, Gómez, Guillén, Gutiérrez, Guzmán.
  • H: Henríquez, Heredia, Hernández, Herrero, Hidalgo, Hierro, Huerta, Hurtado.
  • I: Ibáñez, Ibarra, Iglesias, Infante, Izquierdo.
  • J: Jiménez, Jaén, Juárez, Jurado.
  • L: Lanza, Largo, Lozano, Luján, Luque, Lorenzo.
  • M: Maldonado, Mauricio, Mateo, Mata, Menéndez, Morales, Morán, Muñoz, Mosquera.
  • N: Naranjo, Narváez, Navarro, Nieto, Núñez.
  • O: Ocaña, Ochoa, Oliva, Olmedo, Olmo, Ordóñez, Ortiz, Osorio, Orellana.
  • P: Pacheco, Padilla, Páez, Palma, Palacios, Peláez, Peñas, Pino, Polo, Pozuelo, Prada.
  • Q: Quevedo, Quintana, Quirós.
  • R: Ramírez, Ramos, Reina, Ribera, Ricardo, Rivas, Rojas, Rojo, Rueda, Ruiz.
  • S: Saavedra, Sáenz, Salas, Salazar, Salcedo, Seco, Suárez, Serrano, Sierra, Serra.
  • T: Tejada, Tejeda, Téllez, Trigo, Trigueros, Trujillo, Tristán.
  • U: Ulloa, Urrutia.
  • V: Valdés, Velasco, Velázquez, Vidal, Vera, Vila, Vivas, Villegas, Víctor, Vicente.
  • Z: Zambrano, Zamora, Zamorano, Zúñiga.

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Animación en mapas de la historia de España desde el año 300 antes de Cristo hasta la actualidad.

En justo 120 segundos y de forma gráfica, te explicamos el periodo comprendido desde la prehistoria en la península ibérica y la posterior fundación de la Hispania romana, hasta el contemporáneo Reino de España.

Es obra de Fernando Díaz Villanueva

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