Todos nos bañamos, nos lavamos los dientes, nos aseamos...

Hábitos: todo lo que hacemos mal en el cuarto de baño

Lo que ha evolucionado y cambiado mucho es el lugar concreto, la noción de un espacio dedicado específicamente para la higiene personal y la eliminación de desechos

El concepto de cuarto de baño como espacio dedicado a la higiene personal y la eliminación de desechos ha existido en diferentes formas a lo largo de la Historia.

Lo que ha evolucionado y cambiado mucho es el lugar concreto, la noción de un espacio dedicado específicamente para la higiene personal y la eliminación de desechos.

En las antiguas civilizaciones, como la de los sumerios en Mesopotamia, se han encontrado evidencias de sistemas de alcantarillado y letrinas en las ciudades.

En la antigua India, se desarrollaron complejos sistemas de baños públicos conocidos como «baños de purificación» en las ciudades del valle del Indo alrededor del tercer milenio a.C.

Estos baños estaban conectados a sistemas de drenaje y alcantarillado, lo que indica una preocupación por la higiene y la gestión de desechos.

En la antigua Roma, los baños públicos (conocidos como termas) se convirtieron en una parte integral de la vida cotidiana.

Estos complejos baños ofrecían salas para baños calientes y fríos, salas de vapor, áreas de ejercicio y lugares para socializar.

Los romanos desarrollaron sistemas de alcantarillado avanzados que permitían la eliminación efectiva de los desechos.

Sin embargo, durante la Edad Media y el Renacimiento, la higiene personal y la gestión de desechos se descuidaron en gran medida en Europa occidental.

Las condiciones de los baños eran a menudo primitivas y poco higiénicas, y las heces se depositaban en fosas comunes o directamente en las calles.

Fue a partir de los siglos XVIII y XIX que se comenzaron a implementar mejoras significativas en los sistemas de saneamiento.

Con el avance de la tecnología y la comprensión de los riesgos para la salud asociados con la falta de higiene, se establecieron sistemas de alcantarillado y agua corriente en muchas ciudades europeas y estadounidenses.

Durante este período, los cuartos de baño comenzaron a integrarse en los hogares y edificios, aunque al principio solo estaban disponibles para las clases sociales más altas.

Con el tiempo, los sistemas de plomería y saneamiento se volvieron más sofisticados y accesibles para una mayor cantidad de personas.

El inodoro con tanque de agua y descarga de cisterna, tal como lo conocemos hoy en día, se popularizó a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Los avances en la fabricación en masa y la mejora de las infraestructuras permitieron una mayor adopción de los baños en los hogares y lugares públicos.

En la actualidad, los cuartos de baño han evolucionado aún más con el desarrollo de tecnologías como inodoros con descarga de bajo consumo de agua, sistemas de tratamiento de aguas residuales más eficientes y soluciones de higiene más avanzadas, como inodoros sin contacto y bidés electrónicos.

Todos nos bañamos, nos lavamos los dientes, utilizamos el cuarto de baño, nos aseamos…

Pero hacemos cosas por costumbre sin saber lo perjudiciales que pueden llegar a ser.

UNOS EJEMPLOS

  • No lavas el cepillo de dientes como es debido
    ¿Por qué? Un estudio revela que en tu cepillo de dientes conviven 10 millones de gérmenes. ¿Qué debo hacer? Mete un par de veces por semana tu cepillo de dientes en el microondas durante 10 segundos, según recoge MariaZ en Lavozdelmuro.net.
  • Tiras de la cadena con la tapa abierta
    ¿Por qué? Porque las bacterias fecales salen disparadas a medio metro alrededor. ¿Qué debo hacer? Cerrar la tapa primero, y después tirar de la cadena
  • Malgastas agua de la ducha hasta que logras alcanzar la temperatura adecuada
    ¿Por qué? En 10 minutos de ducha puedes gastar 160 litros de agua. ¿Qué debo hacer? Marcar con un rotulador de tinta indeleble el punto del grifo (o grifos) que te dan la temperatura adecuada
  • Te secas apretando y restregándote fuerte la toalla
    ¿Por qué? Haces que tu piel se irrite y puedes acabar teniendo problemas. ¿Qué debo hacer? Secarte dándote toquecitos, y si además te echas crema hidratante, no aplicarla con la piel completamente seca, así aprovechas una hidratación extra.
  • Corres el riesgo de resbalar en la ducha
    ¿Por qué? El 81% de los accidentes domésticos ocurren en la ducha. ¿Qué debo hacer? Usar una alfombrilla especial antideslizante.
  • Tiras el dinero con las cuchillas de afeitar
    ¿Por qué? Porque el dinero no crece de los árboles. ¿Qué debo hacer? Puedes afilar cualquier cuchilla de afeitar pasándola varias veces por unos pantalones vaqueros viejos como se muestra en el video y prolongar la vida útil de la cuchilla 10 veces.
  • Te frotas con una esponja que contiene millones de células podridas
    ¿Por qué? El ser humano pierde casi 1 millón de células al día. ¿Qué debo hacer? Dejar la esponja seca después de cada lavado y una vez a la semana meterla en el microondas durante 10 segundos.
  • No orinas en la ducha
    ¿Por qué? La urea es el principal componente del pis, y es utilizado en la mayoría de los productos para la piel. ¿Qué debo hacer? Déjate llevar por los instintos de la naturaleza y deja que fluyan. No es ninguna guarrería.
  • Usas gel antibacterias
    ¿Por qué? Un estudio de la Universidad de Míchigan advierte que usar continuadamente este tipo de geles y jabones pueden hacer que las bacterias acaben haciéndose resistente a tus anticuerpos. ¿Qué debo hacer? Usar un gel normal. El mismo estudio dice que no aumenta el riesgo de contraer enfermedades por usarlo.
  • No aprovechas el momento de la ducha para que tu ropa se planche
    ¿Por qué? Durante la ducha se crean unas condiciones en el baño en las que tu ropa se plancha sola. ¿Qué debo hacer? Colgar por el baño en perchas, bien estiradas, las prendas que te vayas a poner. Mientras ve duchándote, y cuando termines… adiós arrugas.
  • Abusas del champú
    ¿Por qué? Lavarte el pelo con champú cada día provoca que el pelo pierda sus aceites naturales y se seque y descame. ¿Qué debo hacer? Usar champú sólo dos o tres veces por semana.
  • Desarollas tolerancia al desodorante
    ¿Por qué? Al igual que con los jabones antibacterias, usar siempre el mismo desodorante provoca que las bacterias que causan el olor acaben resistiéndolo. ¿Qué debo hacer? Cambiar de marca cada 6 meses.
  • Guarreas el espejo del baño
    ¿Por qué? Tras ducharte el espejo se empaña, y tendemos a secarlo con una toalla, solución que funciona unos segundos y deja el espejo sucio. ¿Qué debo hacer? Apunta al espejo con un secador durante 30 segundos y se desempañará permanentemente.
  • Dejas «zurraspas» en el vater
    ¿Por qué? No creo que haga falta que te lo expliquemos… ¿Qué debo hacer? Arroja un poco de papel higiénico en el vater antes de comenzar las maniobras, crearás una película a prueba de «derrapes»

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído