Nueva campaña publicitaria para conseguir profesores

Nadie quiere ser profesor en Gran Bretaña

La profunda crisis del profesorado británico

Con el nuevo año, 2017, el gobierno británico ha lanzado una nueva campaña publicitaria para conseguir nuevos profesores, sobre todo de enseñanza secundari.
Esta campaña publicitaria deriva de una profunda crisis de profesorado británico. Las razones para esta crisis son varias: excesivas horas de trabajo debido a que el profesor debe ser ante todo creativo y divertido en todos los segundos de su trabajo, excesivas horas de trabajo debido al intento de convertir al profesorado en tutores a través de la corrección de cuadernos semanalmente o mensualmente, la idea prevalente de que el alumno viene al colegio a pasárselo bien sobre la obligación del alumno de trabajar, escasa o nula formación del profesorado británico, obligación de trabajar con los alumnos mediante un sistema de objetivos, uso de nuevos recursos sólo porque son nuevos sin que se analice si son efectivos o no, completa falta de disciplina hasta en los colegios clasificados de «excelentes»,…

Concentrémonos hoy en los primeros 8 segundos del vídeo. Se nos muestra como grado de satisfacción máxima del profesor el haber logrado que un alumno sea el primero en lograr ir a la universidad en su familia. Atención al alumno, de origen claramente no británico. ¿Es posible conseguir que un alumno sea el primero en lograr ir a la universidad en la educación británica actual? La respuesta es claramente no, Kevin no tiene ni la más remota posibilidad de llegar a la universidad. El problema no se halla en el profesorado sino en el diseño de la educación inglesa.

¿Hay algo de verdad en esta parte del vídeo? Sí, todos los alumnos llevan uniforme durante la enseñanza obligatoria en Gran Bretaña, las clases están llenas de vistosos posters de colorines, las pizarras tienden a ser las más innovadoras tecnológicamente hablando, todos los alumnos tienen su cuaderno porque normalmente está prohibido que los saquen del colegio, y no hay ni un solo libro en los pupitres.

La educación británica se basa en la clasificación de los alumnos en las notas que deben sacar u objetivos a alcanzar. Es decir, lo primero que un profesor británico le va a decir a cada alumno, de manera personalizada, es qué nota debería sacar. Por ejemplo, si un profesor tiene cuatro alumnos John, Mary, Henry y Emma, desde el primer día el profesor tiene la obligación de decirle a sus alumnos qué notas tienen que sacar (objetivos a alcanzar). Supongamos que es un profesor de lengua inglesa, le dirá a John que tiene que trabajar para conseguir un 5, a Mary que tiene que trabajar para conseguir un 3, a Henry que tiene que trabajar para conseguir un 7 y a Emma que tiene que trabajar para conseguir un 2. Los alumnos son informados de esta manera sobre qué notas tienen que sacar al final de curso y durante todos los controles que hagan durante el curso. La consecuencia en el cerebro del alumno es que no importa lo que haga, sus notas han sido fijadas de antemano. Es decir, el alumno nunca podría convertirse en un médico, siquiera un enfermero porque su objetivo en la vida jamás podrá ser ese. Por lo tanto, el alumno decide que para qué se va a esforzar y luego se encuentra atrapado en un mundo cruel en el que no tiene posibilidades de conseguir superarse a través del esfuerzo. Es decir, el colegio de secundaria se convierte en una especie de cárcel en la que hay que estar todos los días.

¿Cómo se fijan las notas de los alumnos de antemano? Usando estadísticas y aplicándolas de antemano (un poco como cuando se hacen encuestas electorales y el resultado queda fijado antes de las elecciones, como por ejemplo en las elecciones americanas entre Trump y Hillary Clinton, sólo que asegurando que sale Hillary Clinton al final). ¿De dónde salen las estadísticas? De distintas fuentes: estadísticas por barrios, notas previas de los alumnos, estadísticas por grupo étnico, … Desglosemos dos de éstas.

De las distintas empresas que se dedican a hacer estadísticas de alumnos podemos destacar dos: HEFCE y FFT (Fischer Family Trust).

HEFCE posee datos sobre las estadísticas por barrios y proporciona la información sobre en qué barrios los estudiantes van a la universidad (ver). Estas estadísticas se pueden complementar con otras hechas por el gobierno sobre quiénes van a Formación Profesional o ni siquiera acaban la secundaria obligatoria. Mary y Emma viven en barrios donde los estudiantes no van a la universidad ni a la Formación Profesional, por lo tanto, los objetivos de sacar un 3 y un 2, respectivamente, están claramente bien puestos. De acuerdo a las estadísticas, aplicadas de antemano, sería muy extraño que ninguna de las dos llegara a la universidad. De esta manera se impide la movilidad social, económica o cultural que la enseñanza ofrece fuera del Reino Unido. ¿Tendrá el profesor británico alguna duda al respecto de haberles contado a sus alumnas que su única aspiración en el colegio es sacar un 2 o un 3? No, no tendrá ninguna duda o sentimiento de culpa, puesto que como profesor debe decirles a los alumnos hasta dónde pueden llegar. ¿Saben los alumnos que en otros países se les oferta trabajar para llegar a la máxima nota independientemente de su origen socio-cultural o económico? No, el alumno británico se encuentra indefenso ante la imposición de su destino. ¿Es legal esta intervención del profesor? Totalmente y no se admite discusión, ya que el profesor será juzgado en función de si ha acertado con los objetivos impuestos a los estudiantes. Debido al barrio en el que viven, Mary y Claire no tienen ninguna oportunidad de llegar a la universidad, ya que como les ha dicho su profesor, un adulto en el que se supone deben confiar, ellas no están hechas para estudiar y salir adelante. Por lo tanto, desde la tierna edad de 14 años, Mary y Claire saben que más de la mitad de los sueños o aspiraciones que pudieran tener no están a su alcance, sino que están condenadas a ni siquiera poder trabajar en el McDonald’s. Las compañías británicas no contratan a personal que no haya sacado un mínimo de 4 o 5 al final de la secundaria obligatoria.

La FFT ofrece datos de objetivos anteriores y resultados de exámenes de primaria (ver). No importa lo que pase entre los 12 y 14 años, las notas de los 14 años están diseñadas en base a los objetivos y notas de primaria. Cojamos el caso de John. John vive en un barrio donde el 100% de los estudiantes van a la universidad. ¿Por qué le ha dicho el profesor que su nota tiene que ser un 5? Cuando estaba en primaria sus maestros también le fijaban objetivos. ¿Cómo? En base a sus ganas de trabajar, sin tener en cuenta si tenía habilidades para aprender o no. Es decir, si John no quería hacer sumas de 2 cifras, se le cambiaba su objetivo (también llamado «personalización de la enseñanza»), a hacer sumas de 1 cifra. John se quedaba contento, porque no quería trabajar, el maestro se quedaba contento porque había acertado con el objetivo que John estaba dispuesto a trabajar y luego podía contarles a sus padres que John progresaba adecuadamente cumpliendo con sus objetivos. Eso sí, los padres nunca tienen información sobre estos objetivos y por tanto no pueden juzgar lo que pasa en el colegio. Es decir, no pueden apretarle las tuercas al niño en casa porque el niño siempre va bien. Los bajos objetivos impuestos por los maestros dieron como resultado que John terminó la primaria sólo sabiendo sumar y restar, cuando en cualquier otro país hubiera estado claro que a John le faltaba que lo pusieran a trabajar en el colegio y que sus padres se lo recordaran de vez en cuando. En otro país el maestro se hubiera dado cuenta de que John era un muchacho inteligente, tan inteligente que quería evitar trabajar durante las horas de clase. En Gran Bretaña, el maestro no sabe juzgar la capacidad de aprendizaje del niño, puesto que en su formación (escasa y de menos de un año) no ha habido ni tiempo para entender la psicología del niño. El resultado de la primaria inglesa ha sido pues conseguir que John no aprenda ni la mitad de lo que se espera de un niño en primaria. Las bajas notas de John (o bajos objetivos) determinan que como mucho puede conseguir el objetivo de sacar un 5 en secundaria. De esta manera John, que en principio viene de un barrio donde todos los estudiantes son universitarios, verá como al final de su secundaria su única opción es optar por una Formación Profesional. ¿Tiene el profesor de secundaria remordimientos por los objetivos de John? No, las estadísticas de la FFT predicen que John no puede sacar más de un 5, por lo tanto el profesor ha hecho bien su trabajo. Es más, siempre les puede decir a los padres que John está cumpliendo con sus objetivos, con lo cual los padres no podrán objetar hasta que sea demasiado tarde (cuando John no logre ni sacar un 5). En otro país el profesor de secundaria habría hablado con John, y le habría dicho que tenía que ponerse las pilas, trabajar, puesto que él era capaz de llegar a la universidad, que tenía que pensar seriamente en su futuro, que si lo que quería es ser médico tenía que trabajar para conseguirlo. Pero en Gran Bretaña no existe la más remota posibilidad de que John pueda conseguir ser médico, puesto que su objetivo no le sirve para eso, y él, como alumno, no tiene poder para cambiar su objetivo.
¿Y qué pasa con los alumnos que vienen desde el extranjero en mitad de su educación obligatoria? Para estos alumnos se considera que sus notas son 0, puesto que se considera que los sistemas educativos no británicos son inferiores (eso sí, los alumnos de primaria en España consiguen finalizar la primaria habiendo aprendido a multiplicar y dividir, algo que en Gran Bretaña no se logra). Por lo tanto, los hijos de los inmigrantes son dirigidos automáticamente a objetivos bajos, como mucho un 5. Da igual las notas que hayan sacado en otros países, con sistemas educativos no corruptos, las estadísticas predicen que no van a salir adelante. Así es normal encontrar en Gran Bretaña a hijos de inmigrantes que soñaban en sus países de origen ser médicos, que eran alumnos brillantes en sus países de origen, convertidos en taxistas con mucha suerte (caso real).

Es decir, el vídeo para atraer a profesionales hacia el profesorado empieza con una gran mentira: la posibilidad de la movilidad socio-cultural o económica a través del sistema educativo británico. El sistema educativo británico, a través de un diseño perfectamente corrupto, no lo permite.

Es más, durante las clases el profesor tiene como obligación decirles a los alumnos, «los que tienen como objetivo un 2 no hagan los ejercicios del 2 al 7, sólo el 1, los que tienen que sacar un 5 hagan el 1 y el 2, los que tienen que trabajar para conseguir un 6 o 7 que hagan los primeros 5 ejercicios, y los que van a por el 8 o 9 que hagan todos los ejercicios». Así hora tras hora de «personalización de la enseñanza». Para esto los recursos británicos de enseñanza se hallan organizados para que el que va a aprobar no se tenga que leer y estudiar todo. Véase como ejemplo esta página web donde aparecen los temas de mates clasificados en muy deficiente-suspenso (G, F, E (1, 2, 3)), suspenso a aprobado (D, C (4, 5)) y bien, notable, sobresaliente (B, A, A* (6, 7, 8, 9): (ver) El tema de los recursos británicos es muy largo y de él se podría hablar otro día.

El sistema de educación británico, otrora considerado excelente, ha devenido en un sistema corrupto, donde el profesor/maestro no es ni puede llegar a ser un profesional de la enseñanza, donde un alumno brillante puede ser dirigido desde 1º de primaria hacia no acabar la secundaria, generando escasez de profesionales tan necesitados por la sociedad británica actual. Mientras tanto los profesionales de otros países no dejan de emigrar hacia Gran Bretaña sin saber que sus hijos jamás tendrán las mismas oportunidades que ellos tuvieron…

Este artículo fue publicado originalmente en TW. Leer más

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