El fanatismo musulmán y la frustración

¿Por qué al Qaeda y Estado Islámico ven en España un territorio a reconquistar?

Arturo Pérez-Reverte: "Es la guerra santa, idiotas"

¿Por qué al Qaeda y Estado Islámico ven en España un territorio a reconquistar?
El Estado Islámico y Al-Qaeda reivindican Al Andalus. PD

El Islam es una religión, el islamismo político una ideología, el salafismo una variante de esa ideología y el yihadismo una variante del salafismo

Un facineroso enmascarado de pelo largo y rubio, vestido de militar, se dirige directamente a la cámara. Habla en francés en nombre del autodenominado Estado Islámico (EI). Detrás, las ruinas de un edificio en el norte de Irak (Arturo Pérez-Reverte: «Es la guerra santa, idiotas»).

«¡Querida al Ándalus! Pensabas que nos habíamos olvidado de ti. Juro por Alá que nunca te olvidamos. Ningún musulmán puede olvidar Córdoba, Toledo o Xàtiva. Hay muchos musulmanes creyentes y sinceros que juran que volverán a al Ándalus».

Habla pistola en mano y con tono amenazante (El imán asesino que daba clases a los niños).

Esta referencia a al Ándalus fue difundida en un video a principios de 2016. Y no es un caso aislado.

Desde la fundación de al Qaeda a finales de los años 80 hasta Estado Islámico en la actualidad, las invocaciones a «recuperar» buena parte de las actuales España y Portugal son comunes entre los grupos de ideología salafista yihadista.

Menos de un mes después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el entonces líder de al Qaeda, Osama bin Laden, hizo alusión a ese territorio.

«No dejaremos que se repita la tragedia de al Ándalus en Palestina» (La CIA alertó a la Generalitat del peligro pero los independentistas estaban ocupados con su referéndum ).

Esplendor del Islam

Al Ándalus fue el territorio que quedó bajo dominio islámico en la península Ibérica desde la llegada de los musulmanes, en 711, hasta la caída del Reino de Granada, en 1492 en manos de Castilla.

En su máxima extensión, en el siglo VIII, al Ándalus abarcaba prácticamente toda la península, excepto una delgada franja en el extremo norte.

Las visiones e interpretaciones sobre ese territorio son diversas.

Desde un punto de vista histórico, al Ándalus suele asociarse a un periodo de esplendor cultural y político del Islam. Esta es la concepción mayoritaria (Pilar Rahola: «Quiero ver un ‘basta ya’ de los musulmanes en España»).

Los grupos de ideología salafista yihadista, en cambio, lo usan como parte de sus argumentos para el uso de la violencia.

«El concepto o el significado de al Ándalus no es exclusivo de los grupos yihadistas, sino que es una referencia simbólica común a la civilización islámica. Lo vamos a encontrar con una implantación muy profunda en los sistemas educativos, en la literatura, incluso en el discurso público. En esos casos, cuando se habla de al Ándalus se está hablando del periodo de mayor esplendor de la civilización islámica», dice Manuel Ricardo Torres, profesor de ciencias políticas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

«Tiene además ese punto nostálgico, porque la pérdida de al Ándalus implica el principio del declive del poderío islámico. También se usa como un recordatorio de los males que van asociados a la división interna, que siempre es la causa a la que se atribuye esa decadencia, esa pérdida de al Ándalus y ese retroceso frente a Occidente».

Doctrina de recuperación

Frente a esta visión histórica de al Ándalus, el experto en yihadismo Fernando Reinares contrapone la interpretación que hacen grupos como al Qaeda o Estado Islámico, adscritos a la ideología salafista yihadista.

«El Islam es una religión, el islamismo político una ideología, el salafismo una variante de esa ideología y el yihadismo una variante del salafismo (…) Para el salafismo yihadista, y estamos hablando exclusivamente de esa corriente, al Ándalus no es una experiencia histórica sino una realidad bajo ocupación. Esta es la cuestión. No es un pasado glorioso al que referirse como expresión de esplendor del Islam en su extremo occidental. Es una idea ahistórica, no histórica».

«Y esa es una idea que existe desde la primera elaboración doctrinal del salafismo yihadista que conocemos, que se hizo a mediados de la década del 80 y fue elaborada por Abdulá Azzam, uno de los tres fundadores de al Qaeda y el mentor de Osama bin Laden».

Reinares es director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, un centro de estudios con sede en Madrid.

Esa doctrina -tal como escribió Azzam en 1987- proclama:

«La yihad o guerra santa seguirá siendo una obligación individual hasta que todas las demás tierras que fueron musulmanas regresen a nosotros y el Islam reine en ellas de nuevo. Ante nosotros quedan Palestina, Líbano, Chad, Eritrea, Somalia, Filipinas, Birmania, el sur de Yemen, Tashkent y al Ándalus».

El territorio que «debe ser recuperado» abarca desde el sudeste asiático por Oriente hasta la península Ibérica por Occidente.

«(Para el salafismo yihadista) hay una sacralización de la tierra. Cualquier territorio que haya formado parte del Islam en algún momento siempre va a formar parte del Islam. No importa que se haya perdido el control hace siglos, que los musulmanes no existan o sean una minoría en ese territorio. Eso es tierra islámica y quienes la ocupan son invasores».

Para los grupos salafistas yihadistas, las alusiones a al Ándalus buscan la «movilización»: son un «elemento evocador» que forma parte del imaginario colectivo.

De hecho, indica Torres, las menciones a España y Portugal suelen realizarse de forma transversal en videos, textos y audios dentro de un contexto más amplio.

«No es necesario que se esté hablando de manera monográfica sobre la península Ibérica, sino que para justificar la necesidad de la yihad en Afganistán, Irak o Palestina se puede utilizar esa evocación».

«Consignas del tipo ‘nuestra lucha no acaba aquí’ o ‘terminará el día que lleguemos a al Ándalus’ son un llamamiento a la unidad. Vamos a encontrar esas menciones ilustrando o enriqueciendo argumentos que no tienen que ver con menciones a España exclusivamente».

Riesgo para España

El experto sugiere que esas proclamas suponen una amenaza en la medida que «pueden inspirar la realización de atentados».

«Es un elemento añadido de riesgo que tiene España y que no tienen otros países que no han formado parte históricamente de ese mundo musulmán. Eso es un ‘plus de peligrosidad’ para nuestro país, que además tiene otros elementos de amenaza tales como ser parte de Europa, de la OTAN, de su presencia en el mundo musulmán, de su participación en acciones de política contra terrorista».

Las ideas de fondo elaboradas por los fundadores de al Qaeda son asumidas por Estado Islámico. Para este grupo también al Ándalus también es «territorio ocupado».

Sin embargo, existen diferencias en cómo ambas organizaciones expresan sus prioridades.

«Es una idea que aparece en numerosas expresiones de individuos que han militado en EI y que han colgado proclamas en internet. Pero la ideología del yihadismo salafista de EI tiene un matiz diferente a la de Al Qaeda, que ha hecho que el énfasis lo sitúen más en abrir, capturar Roma, en vencer a la cristiandad en general, que en hablar de al Ándalus».

Más allá del tono y la cantidad de mensajes difundidos por los grupos yihadistas, ¿cuánto cala esa interpretación de al Ándalus entre los musulmanes que viven en la actualidad en la península Ibérica?

«Dos millones de la población española son musulmanes. ¿Han conseguido éxito? Muy limitado», comenta Ignacio Osorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.

«España es precisamente uno de los países que menos yihadistas ha aportado tanto a al Qaeda como a Estado Islámico, si lo comparamos con otros países europeos como Francia, Alemania, Reino Unidos, Países Bajos…».

De acuerdo con Torres, la significación histórica de al Ándalus está «muy presente» en la comunidad islámica española.

«Pero eso no tiene nada de malo porque al final es una reivindicación de elementos de orgullo. Afortunadamente, la visión agresiva en la que al Ándalus se utiliza para justificar el uso de la violencia es marginal».

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